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Hey, Carlos:

Hoy te vi pasar por ahí, creo que no me viste, ni te imaginas como moría por saludarte... te extraño.

Extraño hablar contigo en aquellas tardes grises, sentada en aquel banco a tu lado; no te has ido, pero te siento lejos. Tan distantes estamos que a pesar de encontrarnos diariamente en el mismo sitio, ya nuestras miradas no se cruzar... por lo menos, tú ya no me miras.

Ibas con esa mirada relajada, caminando como si nada te importara. ¿Sabes lo apuesto que te ves cuando haces eso? Supongo que sí, porque lo haces continuamente, sabiendo lo mucho que muero por caminar así a tu lado.

Tenía esas locas ganas de hablar contigo, pero siempre estabas en compañía de alguien más. No me gusta molestar, lo sabes muy bien. Estaba ansiosa por leer un simple mensaje tuyo, aunque en el fondo sabía que no llegaría.

Agradezco infinitamente todo lo que has hecho por mi, de eso no hay dudas, pero aún así siento un sabor amargo en mi boca, sentir que te alejas de mi y que no puedo hacer nada al respecto me dan unas terribles náuseas. Eso es lo peor: sentir que todo se te escapa de las manos y aún así no poder recogerlo. Es desesperante. No se lo deseo ni a mi peor enemigo.

La peor forma de morir es cuando te das cuenta de que la persona que hizo que amaras la vida ya no te quiere en la suya...dolía como si me rociaran limón sobre una cortada. El problema es que no sabía qué había hecho para llegar a ésta situación. Tal vez el problema es que no había hecho nada cuando debí haber hecho algo.

Sabes que tengo la costumbre de disculparme por todo, pero esta vez no lo haré, porque sé lo mucho que te molesta eso de mí.

Me torturo psicológicamente pensando en lo que pudo haber sido de nosotros, pero comienzo a creer que no sirve de mucho, porque si en realidad fuese existido un ''nosotros'' probablemente no estuviera escribiendo esto con todo el dolor que un corazón roto puede aguantar.

Tengo un don y eso lo tengo claro, es el de meter la pata continuamente.

Pensé que así me querías... tal vez esto no sea más que un ataque de paranoia mío, pero no exagero cuando digo de que tu ausencia está más presente que tú mismo en estos momentos, justo cuando más te necesito, amor mío.

Hey, Carlos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora