Hey, Carlos:
Esto de escribir a tu ausencia ya se me ha hecho costumbre...
Hoy, cuando me disponía a beber mi café, noté que se había enfriado... en parte, eso me recuerda a tus ojos. No he visto más esa cálida mirada que tenías, eres otro; la vida es continuo cambio, eso lo sé, pero el tuyo me tomó de sorpresa... fue tan drástico que me terminó afectando de una manera incomprensible.
El tiempo no cura nada, no. Simplemente te vas acostumbrando a la idea de que hay cosas que simplemente no pueden ser, como tú y yo, por ejemplo. El hecho de que tú no me correspondas no disminuye ni un poquito mi amor hacia ti. Te quiero, Carlos.
Desearía volver a hablar contigo, de cualquier tema, te dejaría escoger. Ya no me duele tanto tu ausencia... me acostumbré, supongo.
¿Recuerdas todas esas noches en las que nos quedábamos hasta tarde hablado? Yo sí, cada segundo. Debo admitir de que tengo la falsa esperanza de que algún día vuelvas a hablar conmigo hasta tarde; en persona, por escrito, no lo sé, sólo háblame.
Jamás pensé que te irías. Trato de evadir el pensamiento, pero no sale de mi mente ese recuerdo, por ello siempre hago mención del mismo. Aún no sé qué te llevó a eso.
Sonríe, Carlos. Sonríe para mí. ¿Es mucho pedir que vuelvas a regalarme una? Creo que no, es algo que nos beneficia a ambos. Tu felicidad es la mía.
Cuéntame qué ha sido de tu vida, cariño. Te escucharé con atención, te lo prometo. Hazme olvidar todo este tiempo lleno de angustia y sólo quiéreme. Quiéreme tal y cómo lo hace Neruda: "Sin reflexionar, inconscientemente, irresponsablemente, espontáneamente, involuntariamente, por instinto, por impulso, irracionalmente.'' ¿Lo recuerdas, Carlos? ¿Recuerdas el día en que te lo dije? Yo no logro sacarlo de mi mente por más que lo desee. A veces lo recuerdo con cierto sabor amargo, otras con cierta alegría, a pesar de que me hayas rechazado.
Carlos, no me gustan las promesas, pienso que las cosas deben surgir porque nacen, sin embargo, cuando te dije que te querría como a nadie, lo decía en serio.
Nunca olvides que te quiero, ángel. Por favor, nunca lo olvides.
No te pido que seas mío, ni mucho menos; sólo quiero que seas libre, completamente tuyo, pero que compartas conmigo una parte de ti. No importa si es sólo un poco. Sólo demuéstrame que esto no es una pérdida de tiempo, porque temo que lo sea. Me aterra la idea de pensar que todo era una simple ilusión mía. Demuéstrame que este sentimiento fluye en ambos y no sólo en mí. No he logrado coincidir en esta vida con alguien que me haga sentir así como lo haces tú. Eres realmente increíble, no miento cuando te digo que probablemente no haya nadie más en este mundo que se parezca a ti. Eres único. Un diamante en bruto, cariño. No es primera vez que te digo eso, pero supongo que ya no te hace falta que te recuerde lo importante que eres para mí.
Vuelve, Carlos.
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Hey, Carlos.
RomanceMis pensamientos tenían dueño y ese solía ser Carlos, ahora me toca lidiar con su ausencia y no puedo hacer más que escribir al respecto.