springflower ━━Jack Frost

.ten

Esto. . . Hola admiradora secreta.

Lo siento si no me expreso bien, pero es la primera vez que escribo una carta.

Perdón si no quieres que te escriba yo, pero tenía muchas ganas de responderte, al menos una vez, todo lo que me dices por lo que hablaré con Mérida para darte esto. Espero que acepte.

Quiero que te tranquilices en el tema de tu crisis de yo pensar que eres una acosadora o algo, para mí no lo eres. Y como ya te lo confirmé la semana pasada, me alegra que me escribas y no, no es porque me aburra.

No cambies el apodo de 'hielitos' por favor, me gusta que me digas así. Solo tú.

Debo serte sincero y confesar que me da algo de vergüenza leer cada vez que me dices un cumplido, gracias por ellos.

Te quiero aclarar algo, Elsa no me gusta. Antes sí, cuando apenas entré a la escuela, pero ya no. Así que tranquila, podrías tener alguna oportunidad conmigo, no sé.

También te pido perdón por pensar que eras Rapunzel, es que fue un intento desesperado de descubrir pronto quién es la chica que me escribe todos los días. Aquí es donde te pregunto ¿En serio ni alguna vez me darás una pista sobre tu apariencia? Solo me haz dicho de tu familia, pero me ha dejado más confundido, no sé de otra prima de las Arendelle o Corona.

Quisiera poder recordar quién eres.

Hasta la próxima carta mí dulce admiradora.

Atte: tu hielitos.

Narrador

Saltos, saltos saltos y más saltos.

Eso era lo que daba una pelinegra en su habitación luego de, leer una carta de respuesta, del chico que le gustaba tanto, mientras su mejor amiga solo negaba con la cabeza divertida al verla así.

— Zanahoria ¡le gusta mi apodo! ¡¡y además dijo que podría tener una oportunidad con él!! —Lo último fue más un chillido que un grito.

— Calma calma, entiendo que te emocione que Jack te respondiera pero no te pases amiga.

— Ay~ es que hasta se llamó así mismo "mi hielitos". Dios, me da algo. —Tomó una almohada y se la puso contra la cara para ocultar el sonrojo que ahora tenía, que en su algo pálida piel era fácil de notar.

— En serio no cambias nunca. —Mérida solo rodó los ojos y volvió a mirar su celular, que estaba repleto de mensajes que un castaño le había mandado.