☆Perfectos caos☆

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Entre los corredores del instituto; iba caminando a paso lento un joven rubio, el cual estaba abrigado desde los pies hasta la cabeza. Había empezado hace varios días atrás un repentino clima muy poco favorable, no era de su agrado la temporada lluviosa, el frío y él, no eran precisamente los mejores amigos, prefería los días en los cuales podría salir con total libertad y disfrutar de un cálido sol, principalmente porque, le desagradaba el tener que llegar empapado a su hogar y ser reprendido por su hermano menor Will. Además de eso, estaba seguro de que, si seguía yendo entre la lluvia, sus calcetines en algún momento crearían un plan malévolo en su contra al hacerlos sufrir la agonía de desgastarse tras cada "lavado", aunque de cierta manera, era imposible que no se mojaran, o al menos eso pensó; hasta que se le ocurrió atarse dos bolsas para proteger sus pies y calcetines del agua que se filtraba entre sus zapatos.

Sentía que otra desventaja de la temporada lluviosa, era que, en esta, debía llevar encima ropa que no le permitía moverse por completo, o al menos como él quería. Su hermano lo envolvía entre capas de ropa para según él "abrigarlo bien", no es como que le molestara que este se preocupara por su salud, pero le parecía muy exagerado que también obligatoriamente tuviera que llevar una mascarilla, era incómoda, ciertamente le favorecía y perjudicaba, pero no podía quejarse, el pequeño peliazul se había tomado el tiempo de buscarle la más favorable para que no se agitara entre el calor y el poco espacio de esa cosa del demonio.

Se cuestionaba que loco amaría la lluvia, los días de tormenta tampoco eran sus favoritos, los truenos le ponían los pelos de punta, sentía que en cualquier momento uno de estos, impactaría contra su hermosa cabellera, el sonido de los ángeles jugando bolos en el cielo y de las chuzas logradas, lo ponían moribundo, el estruendo de los rayos al impactar contra cualquier pobre objeto, le helaban la sangre, sí, en lo absoluto, si los aborrecía dentro de su seguro hogar, los odiaba aún más cuando estaba transcurriendo en las calles o en algún otro lugar que no fuera su santa morada.

Caminaba con lentitud entre los pasillos hacia la salida de la institución, y a su vez hacia su casa, sabía que si llegaba como alma que lleva el diablo, su hermano se le burlaría en la cara, aún podía escuchar sus carcajadas rondarle por la cabeza, y para empeorar la situación, sabía que ese día sería mucho peor, debido a que su hermano mayor Phil se encontraba de visita en la residencia, no quería lidiar con ese par de idiotas por algo tan simple como el temerle a los rayos, no era como que ellos no le tuvieran miedo a algo.

Su mañana se había tornado gris desde el momento en que puso su pie en las afueras de su casa, literalmente fue a maniatado por su hermano hacia los adentros de esta, envolviéndolo como momia para después desecharlo como un perro pulgoso a la calle, con la excusa de que se le hacía tarde. Lo único que consideraba relativamente bueno de ese día; fue encontrarse con ese extraño chico castaño saliendo por la entrada principal de la institución, aligeró sus pasos para alcanzarlo, extendió su mano y se aferró a su hombro, este por inercia casi deja caer su pequeño paraguas azul del susto, pero esto fue evitado gracias al causante, el cual agarró rápidamente el soporte del paraguas, poniendo a su vez sus manos sobre las del castaño.

-¿B-Bill? - mencionó este un poco desencajado.

-Hola Pino - dijo quitándose un poco la mascarilla, así descubriendo su rostro por completo.

-¡Casi me matas del susto!...¿Por qué andas con esa ropa? Te miras muy sospechoso - reprochó rápidamente el castaño, para después posar por completo su vista en este y soltar una sonora carcajada - no estamos en Halloween.

-Ja ja ja sí, síguete burlando - el rubio se cruzó de brazos, inflando sus mejillas en un puchero.

-Eso es lo que hago - siguió este riendo hasta que divisó como el rubio cambiaba su mirada a una de indignación muy sarcástica y falsa - Oh vamos, no te enojes - dijo este cubriendo al rubio un poco más con su paraguas, mientras que con su mano libre picaba suavemente una de las mejillas infladas del mayor - primero, ¿por qué estás vestido así? - cuestionó el menor al verlo tan abrigado.

GAMA [BILLDIP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora