Capitulo 4.

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NARRA ANNAISSA:

-... Y que su peinado es horrendo -concluye James de relatarnos todo lo que le dijo a la señora Gorda. Todos negamos con la cabeza.

Estábamos todos sentados en la sala común de Gryffindor. Tiene toques dorados y rojos por todas partes, hay sillones por todos lados y alrededor de la chimenea, alfombras cubren la mayor parte del suelo y hay un ambiente cómodo, aunque hay mucho ruido. Es genial.

-Chicos creo que es hora de ir a acomodarnos al dormitorio --dice Albus. Según Rose y Lysander habían ido a buscarla para luego volver con nosotros pero desde que empezó el relato de James no las hemos visto.

Entramos a nuestra habitación asignada según el prefecto que nos ayudo a encontrarla.

Inspeccione la habitación detenidamente, era demasiado grande, hay 10 camas con doseles, dos mesas de noche con una lámpara en cada lado de la cama, hay un candelabro sencillo que cuelga en el centro del cuarto, unos sillones pequeños están situados al pie de cada cama. En una esquina hay una puerta la cual supongo te lleva al baño, cada dos camas se encuentra 1 armario mediano y un ventanal.

Se veía genial y muy acogedor, las paredes tenían estampado de muchas figuras y formas de colores dorados, rojo pasión, rojo vino y café.

Aprovecho que los chicos siguen admirando la habitación y escojo poniendo los cosas sobre la primer cama que veo cerca de la puerta y con un ventanal a lado.

Sonrío y me tiro en la cama agotada. Me incorporo un poco para decirle a los chicos que dejaran de tirar baba y escogerán sus lugar cuando noto que dos camas ya tienen unas maletas encima poniendo solo una cama de por medio.

Fruncí el ceño ¿Serán las cosas de Rose y Lysander? Me acerqué para poder distinguirlas cuando escucho empujones y gruñidos a mis espaldas. Me volteo para encontrarme con que los chicos están tirados unos encima de otros.

-¿Qué les pasó ahora? --les pregunto rodando los ojos y cruzándome de brazos.

-Solo queríamos escoger nuestras camas --dijo Fred como si fuera lo más obvio tratando de quitar las piernas de Albus de su espalda.

-Oh claro, se me olvidaba que para hacer eso tenias que tirarte al suelo encima de otras personas --digo con ironía.

Los chicos gruñen y se empiezan a lover para tratar de desenredarse las piernas y brazos. Me compadezco de ellos y trato de ayudarlos pero no dejan de moverse haciéndolo más difícil.

-¡YA DEJEN DE MOVERSE COMO GUSANOS! --les grito exasperada.

Escucho una leve risa desde la puerta, miro hacia allá y me encuentro con Scorpius.

-¿Hola? --dijo al ver a los chicos.

-Hey --le saludo. Suelto la pierna de James y Fred se queja. Que niñita.

-Nos volvemos a ver --me saluda Scorpius con una sonrisa de lado la cual le devuelvo.

-Vaya suerte... --digo.

-¿Quién está ahí? --pregunta Lorcan que esta hasta al fondo.

-Scorpius --contesto.

-Me alegra que te acuerdes de mi --dice este rascándose de la nuca con un leve rubor.

-¡ANNAISSA AYÚDANOS! --me suplican los chicos. Resoplo pero finalmente me dirijo hacia la bola de chicos. Literalmente.

-Okay quiero que estén quietos mientras los desenredo ¿Entendido? --digo con las manos en las caderas.

-Si --dicen todos al unísono.

-Bueno... Manos a la obra --digo y agarro las piernas de Albus que tienen prisionero a Fred. Luego agarro el brazo de alguien y lo desengancho del cuello de James quien ya estaba rojo.

La leyenda de los HerondaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora