Lazos Mentales

Capítulo 1

No soy solo una voz

Destiny

Risas, festejos y juegos, es todo lo que escucho desde mi posición; en cambio, de este lado de la ventana todo está en silencio, excepto el sonido de la chimenea a mi lado. Quiero salir, quiero sentir lo mismo que esos chicos afuera. -Sigue anhelando, es gratis después de todo- dice mi subconsciente, a veces creo que está en mi contra.

Suspiro.

Debo dejar de observar cómo cachorro perdido a las personas, han de creer que estoy loca —Seguro piensan que eres la persona más normal del mundo— Sé perfectamente lo qué es el sarcasmo, te odio subconsciente, voz en mi cabeza o como sea que te llames.

—Il mio nome è Charles Carter, ya era hora de que lo mencionaras.

—Ah... espera, ¿¡Tienes un nombre!?— No sabía que mi subconsciente tenía nombre, tal vez no lo tiene y es una mala jugada de mi mente nublada por la tristezza. Hace menos de tres horas atrás estaba en un entierro, no me sorprendería, la verdad.

—Obvio, todas las personas tienen un nombre, ¿tú no?

Cada comentario que hace me deja aún más confundida. Empiezo a pensar en cuáles son los primeros síntomas de la locura, ¿Es posible sufrir demencia tras la muerte de mi madre? Lo veo bastante injusto, es literalmente quedarme sin madre y sin cordura a la vez. Che giornata.

—Sí, pero hasta donde yo sé, tú solo eres una voz en mi cabeza.

Decido alejarme de la ventana para que los niños no me vean hablando sola, suficiente tienen con verme espiándolos, aunque técnicamente no estoy hablando, estoy pensando.

—Pues no, soy una persona reale, lo que no sé es porque puedo comunicarme contigo de esta forma... no sé cómo se llama, pero tiene un nombre.

Se a lo que se refiere, de pequeña solía jugar a que tenía esa clase de poder, así como Stranger Things, solo que sin mover cosas y matar monstruos, sino que mis amigas y yo fingimos comunicarnos mentalmente. Aparentemente, ya no es un juego.

—¿Telepatía?

—Exacto, eso, ¿tienes alguna idea de por qué hacemos esto?

—Ni siquiera recuerdo que desayune esta mañana. —¿Cereales? No lo sé.

—Tal vez somos un caso especial entre muchas personas o quizás somos parientes... no, espera, no creo, conozco a todos mis parientes, son muy pocos para no recordarlos. Aunque podríamos encontrarnos alguna vez, si estás dispuesta, claro está.

—No lo sé... —Y ¿Si resulta ser un secuestrador o un brujo que me hizo una especie de hechizo? ¿O un vendedor de órganos? Dios. No quiero otro entierro tan pronto y menos el mío.

—Te aseguro que no soy ni un secuestrador, ni un brujo y mucho menos un vendedor de órganos.

—¿¡Eh!? ¿Escuchas mis pensamientos? —Dios mío, esto ya es increíble. Igual noto que ignoró una parte de mi pensamiento, bien, no estoy lista para hablarlo, tal vez ¿Sintió eso?

—Sí que es increíble, pero debemos hallar una forma para controlarlo y así no invadir la privacidad del otro. No te ofendas, mas no me gustaría que escuches todos mis pensamientos íntimos, no eres tú, solo que no me acostumbro.

—Sí... pero ¿Por qué no dudas de que yo no sea una buena persona sino una vendedora de órganos o peor?

—¿Es en serio? Estabas observando a unos chicos divertirse por la ventana como una total asocial, eso no lo haría una vendedora de órganos, a no ser que seas una psicopatica y estés pensando de forma matarlos mientras duermen.

—Por Dios no, es solo que se veían tan felices juntos, jugando entre la nieve, con sus lindos gorros de lana. —dije algo triste, me sentía tan sola, estaba sola.

—Y ¿Por qué no sales con ellos? —interrogó Charles, de nuevo ignorando la última parte de lo que pensé.

—Temo que podría arruinarles el momento, no estoy con mi mejor humor hoy.

—Ya veo. —Se limitó a decir. Supongo que sí ha leído mis pensamientos todo este tiempo, sabe por qué estoy así.

—Oye, que pueda escuchar tus pensamientos y hablarte por telepatía no significa que sepa tu nombre. —formé un infantil puchero, es absurdo, ella no puede verme.

—Ah, lo siento, lo olvidé, me llamo Destiny Jones.

—Un gusto Destiny. —bello nombre, eh.

- Gracias, debo irme.

Me conozco, sé que si no investigo sobre esto, la duda no me dejará dormir. Será mejor dejar esto aquí e ir a buscar información.

—Piensa lo de conocernos, arrivederci. —Rayos olvidé que puede escuchar lo que pienso.

[(...)]

—Supongo que si él puede escuchar lo que pienso, será mejor pensar en voz alta. Hoy tengo pensado ir a la librería en busca de información sobre mi conexión con Carter. Primero tenía que revisar a mi padre, tiene gripe, no es nada grave, así que no hay de qué preocuparse. Mi sorella Bella lo ha estado atendiendo bien, estudia enfermería, sabe lo que hace.

Luego de revisar qué papá está bien, me dedico a buscar mi abrigo blanco, guantes y gorro del mismo color. No me atrevería a salir sin estar abrigada, es un infierno congelado ahí afuera, pero si quería encontrar respuestas debía ir a la base de datos de Venecia, la biblioteca.

Charles

—Esto es increíble James, ella es una persona real, con un nombre real, una vida real y no un producto de mi imaginación. —Resaltar la emoción que siento está de mas.

—Ya... y ¿Tú piensas que yo voy a creer todo esto? ¿Estás tomando tus medicinas? Sabes que no pue-

—¡Ella es real! No me importa si me crees o no y deja de hablar como si en verdad me hiciera falta medicación —James es mi mejor amigo, más bien un hermano y el hecho de que no me crea me entristece.

—Bien, señor, "ella es real", entonces ¿Puedes explicarme el porqué de esta situación? —dijo mi mejor amigo con pizcas de incredulidad en su tono y forma de referirse a mí.

—Bueno, aún no, pero por eso vine a tu casa, como tu mamá es psicóloga, así que supuse que tendría alguna idea. —dije con la esperanza de que mis expectativas sean cumplidas.

—O sea que viniste a ver a mi madre y no a mí. Mi distruggi, Carter. —dice en forma dramática.

—Es cierto, prefiero a la señora B antes que a ti. —le sigo el juego con mis grandes habilidades de actuación, aunque sí aprecio mucho a su madre, Bianca.

—Pues ve con ella y pídele que sea tu mejor amiga y que te ayude a saber de tu conexión con tu nueva amiguita, si es que existe claro. —grita mientras sale del cuarto con un portazo.

—Se llama Destiny y ¡ya te dije que sí es real! —un día va a acabar con mi paciencia.