FALLING. | d.m

⿻. ─ ❛𝕡𝕣𝕠𝕝𝕠𝕘𝕦𝕖❜.

El caluroso sol de verano invade cada poro de su blanca piel, permitiéndole disfrutar de una de sus cosas favoritas; impregnar su cuerpo de vitamina D.

Parecía ser un buen día, la joven había terminado su cuarto año con éxito, regocijando a sus padres con sus impecables calificaciones, ella estaba convencida de que merecía un descanso; del colegio, de su entrenamiento con Lestrange y de su vida mortífaga.

Pero, no fue así.

—¡Savannah, por favor, vístete y ven! —su madre gritó desde la cocina de la mansión Mitchell.

La adolescente rodó sus ojos y se apareció en su habitación, sabia que el llamado de su madre tenía que estar relacionado con el señor oscuro.

Savannah siempre tuvo un gran peso sobre sus hombros, desde que era pequeña fue sometida a un entrenamiento estricto con Bellatrix; en el campo de batalla, manejo de las artes oscuras, ataque cuerpo a cuerpo, magia no verbal, entre otros.

La muchacha era mortal, despiadada, sangrienta e implacable en el campo de batalla, su madre estaba convencida de que cuando lord Voldemort regresara y se desatara una segunda guerra mágica, ella debería estar preparada.

La familia de Savannah poseía gran poder, dinero y codicia. Los Mitchell formaban parte de las 28 familias junto con la familis Lombardi, sus mejored amigos.

Los antepasados de Savs eran grandes magos y Veelas, por lo cual la sangre pura corre por sus venas tal como un jaguar caza a su presa.

Su madre era una Veela sangre pura de origen griego mientras que su padre era el nieto del poderoso mago Grindelwald.

El origen de su madre le otorgó una condición especial a Savannah; ser media veela, poseer una belleza sobrenatural y la capacidad de encantar a cualquier hombre con solamente dirigirle una palabra.

Por esto mismo fue elegida para esta misión.

Cuando el señor oscuro llegó a la mansión Mitchell, la joven y sus padres estaban esperándolos en la sala de reuniones.

—Mi señor... —dijeron al unísono.

El señor oscuro asintió lentamente, —Sssssavannah... querida...  —dijo, mirándola— no es ninguna sorpresa que eres una Wila, necesito que... utilices tú poder y tus dones para ayudarme a triunfar. —musitó.

La chica hizo un gesto, dando a entender que quería seguir escuchándolo.

—Seré breve. Quiero que enamores a Potter y que me ayudes a matarlo.  —la miró fijo— Puedes encantar y enamorar a cualquier hombre con solo mirarlo; quiero que lo convenzas de que estás de su lado, que realmente lo quieres y que tu amor por el es totalmente fidedigno.

—Claro, mi señor. —dijo con tranquilidad.

Su padre apoyó una mano en su hombro y lo sobó lentamente.

Luego de pensar el plan, aclarar dudas y charlar un poco sobre otros temas, Savannah se retiró de la sala y decidió tomar un poco de aire fresco.

En el patio estaba Italia, su hermana menor, leyendo un libro. Se sentó al lado de ella y suspiró.

—Oh, hola. —dijo Lia sin prestarle atención— ¿Estás cansada de ser la elegida de Voldemort?

—Lia, nisiquiera es mi culpa.

La menor resopló y se levantó bruscamente del lugar, —¡Es qué estoy harta de que siempre te elijan para todo! ¡Yo también soy muy capaz!

—Lia, no sabes nisiquiera de qué estas hablando. Esto no es una tonta tarea como entrenar con Bellatrix. —dijo en un tono cruel— Tú claramente no quieres ser como yo, ¡no tienes idea de lo que es mantener a todos felices!

Lia suspiró una vez más y se retiró.

Y, por primera vez, Savannah no sabía si podría realizar esta misión.

Pero claramente lo haría, por que ella jamás fallaba.