Juliana había realizado la última inspección de las flores y arreglos colocados en la iglesia, así que se dispuso a ir en busca del novio y su padrino para colocarles el detalle final en la solapa de sus trajes. Con el botonier cumplía la tradición de las bodas y daba por completada su función allí, así podría dirigirse hacia el lugar dónde se llevaría a cabo la recepción para supervisar todos los detalles finales. Miró a su alrededor y apostaría su vida a que el nervioso joven de ojos marrones y pelo negro que estaba a pocos pasos de la entrada era el flamante novio, a pesar de estar acompañado de otro hombre elegantemente vestido se notaba cual de los dos era el que estaba a punto de unir su vida a otra persona. Caminó hasta ellos rejada y con el orgullo que llenaba su pecho cada vez que concluía la decoración de algún evento, amaba su trabajo y le llenaba de satisfacción brindar alegría a través de el a los demás.
- ¿Eres Héctor, el novio? - preguntó la dulce florista y el joven asintió - Soy Juliana Valdés, hice la decoración de las flores - sonrieron ambos.
- Si, yo soy Héctor. Un placer conocerte. Las flores están muy hermosas - respondió con una sonrisa el nervioso joven - Muchas gracias por tu maravilloso trabajo, todo está perfecto.
- Nada que agradecer, es un placer elaborar flores para ocasiones tan especiales como esta - se miraron con gentileza - Vengo a colocar el botonier en la solapa de tu traje, la tradición dice que no puedes entrar sin el a la iglesia. ¿Puedo? - preguntó y el joven le concedió el permiso que necesita. Con gracia y rapidez colocó el objeto y se dirigió al joven más alto que, sin duda alguna, era el padrino del enlace para hacer lo mismo.
- Mi nombre es Raymundo, pero todos me llaman Ray - el sonriente individuo le ofreció su mano y ella la tomó por cortesía - ¡Impresionante, ¿no crees?! - dijo con supremacía - Hago mucho ejercicio por eso la firmeza en mis músculos - la pelinegra le regaló una risa fingida.
- Siendo honesta no me gustan los hombres musculosos, más bien me fijo en otras cosas - respondió con toda la intención de herir su ego de macho alfa. Juliana odiaba ese tipo de hombres que se creían los dueños del planeta por ser guapos y tener altos recursos económicos, así que cada vez que podía herirlos de alguna manera lo hacía gustosa.
- Eso dolió - respondió el joven - En mi defensa diré que también tengo muchos sentimientos, soy un buen tipo. Simpático y divertido.
- Y no lo dudo ni un poco, pero... - en ese instante hacían acto de presencia Elizabeth Carvajal y su hija menor que rápidamente se acercaron hasta ellos para saludarlos.
- Buenas tardes, ¿Cómo están? - la señora Carvajal saludó a todos y abrazó con fuerza y gentileza a su nuero - Te ves muy guapo, me encanta verte tan feliz. Valen debe estar a punto de llegar en cualquier momento, salieron poco después de nosotras.
- También te ves muy hermosa Elizabeth, gracias por tus palabras - respondió besando la mano de su suegra en un gesto caballeroso y a su pequeña cuñada le ofreció su mano para chocar los cinco - V estás más hermosas que todas las damas de esta fiesta, me encanta tu outfit - el joven quería a la menor como si fuera su propia hermanita por lo que constantemente interactuaba con ella. La conocía desde que era apenas un bebé y adoraba la dulce relación que existía entre ella y Valentina, a pesar de la diferencia abismal de edades.
- ¡Muchas gracias! - respondieron ambas Carvajal con una amable sonrisa.
- Héctor, tengo una pregunta para ti - dijo V sonriendo y el joven asintió - ¿Qué pasa cuando una fuerza indetenible choca con un objeto inamovible? - todos los adultos presentes se quedaron impresionados ante la singularidad y dificultad de la pregunta. No sabían que decir al respecto.
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Imaginanos Juntas
Fiksi PenggemarNarra la historia de Valentina Carvajal una joven novia que el día de su boda cuando está en camino hacia el altar cruza su mirada con Juliana Valdés, la joven florista que ha sido la encargada de la decoración en su gran día. La chispa y el amor en...