Perseus Jackson

CAPITULO 12: TRES ANCIANAS AMARGADAS Y UNA EXNOVIA

Argos nos sacó en coche del campo y entro al oeste de Long Island. Se sentía raro estar en una carretera de nuevo, con Grover y Will sentados a su lado como si fueran en una vieja compartido normal. Después de tanto tiempo en el campamento mestizo, el mundo real parecía una fantasía. Me encontré mirando cada McDonals, cada niño en coche con sus padres, todas las vallas publicitarías y el centro comercial. Todo parecía tan lejano, como si ya no perteneciera a ese mundo, aunque, después de todo; nunca encaje en el mundo mortal, y ahora pertenecía a una especie de sociedad secreta que va camino a una misión a salvar el mundo.

El trafico nos retrasó en Queens, donde vi a un niño pequeño de ojos castaños de mi edad leyendo un libro de química avanzada. En el momento en que entramos Manhattan vi un enorme edificio en proceso de construcción, había oído de ella, se terminaría en cuatro años y sería la sede de Industrias Stark. El centro operativo más versátil del mundo, sea lo que sea que signifique.

El sol empezó a ponerse y la lluvia empaño los vidrios del auto. Argus nos dejó en la estación de Greyhound en el Upper East Side, no lejos del apartamento de Gabe y mi mamá. Pegado a un buzón de correo estaba un volante empapado con mi foto: ¿HAS VISTO A ESTE MUCHACHO?

Lo arranque y lo guarde en mi mochila antes de que Will y Grover hicieran preguntas o peor aún, que algún transeúnte hiciera preguntas. Argus descargo nuestras maletas, se aseguró de que teníamos nuestros tiquetes de autobús, y luego se alejó, el ojo en la parte posterior de su mano se abrió para vernos cuando salió del estacionamiento.

Pensé en lo cerca que estaba de mi viejo apartamento. En un día normal, mi mamá estaría volviendo de la tienda dulces a casa. Mientras que el apestoso Gabe estaba probablemente allí ahora mismo, jugando póker, sin siquiera extrañarla. Y yo iba camino a una misión suicida, cuando antes habría dado lo que fuera por volver a casa con ella.

—¿Estás bien? —pregunto Will —¿Por qué tienes un cartel de: "Se busca"? —sus ojos se mostraron pacíficos, y solo por su tono me di cuenta de que estaba preocupado.

—Mi padrastro me acuso de la desaparición de mi madre. —respondí, sin poder mentirle.

Grover se hecho su mochila al hombro. Miro por la calle en la dirección que yo estaba mirando.

—¿Quieres saber por qué se casó con él, Percy? —dijo Grover, cortando el leve tartamudeo de disculpa que había iniciado Will.

Yo sabía que se casó con él por mí. Para ocultar mi olor, pero no entendía como Grover podía saberlo.

—¿Puedes leer la mente o algo así?

Will resoplo, conteniendo una risa.

—Solo tus emociones —se encogió en hombros. —Se me ha olvidado decirte que los sátiros pueden hacer eso.

Asentí, preguntándome que otra cosa se había olvidado decirme.

—Se casó con él por ti —dijo, con tanta naturalidad como una roca cantarina— Tú lo llamas "El Apestoso" pero no tienes ni idea, él tipo tiene esa aura... iugh, que asco. Lo huelo desde aquí. Puedo oler rastros de él en ti, y no has estado cerca de él por una semana.

—Gracias —dije —¿Dónde está la ducha más cercana?

—Es una especie de aura, Percy. No se puede quitar con un simple baño.

Entonces pensé en lo genial que sería poder ver mi alma, y quitarme los restos de Gabe.

—Deberías estar agradecido —continuo Grover. —Tu padrastro huele tan repulsivamente que podría ocultar la presencia de cualquier semidiós. Tan pronto como olí el interior de su auto lo supe: Gabe ha estado cubriendo tu aroma durante años. SI no hubieras vivido con él cada verano, habrías sido comida de menstruos hace mucho tiempo. Tu madre se quedó con él para protegerte. Era una chica inteligente. Debe haberte querido mucho para soportar a ese tipo, si eso te hace sentir mejor.