CAPITULO 10: MISIÓN

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Al día siguiente el ambiente general del campamento parecía de color rosa. Y no porque las hijas de Afrodita estén usando esos conjuntos. Sino porque muchos de los campistas no dejaban de sonreír, y era contagioso.

—¿Por qué están tan felices? —le pregunte a Luke en el desayuno.

—Bueno, tu hermano hizo que todos los no reclamados pasasen a ser, bueno, reclamados. Así que todos están felices de saber quién es su padre.

—Ah

—Tienes que venir está tarde con la cabina de Hermes, tendremos una clase especial.

—¿no importa si no es mi horario?

—No niño bonito, están tan felices que dudo que les importe.

Y tenía razón. Todos los campistas tenían tan buen ánimo que incluso los Stoll me invitaron para su próxima broma olvidando el hecho de que ayer los pisoteé.

—Hola Percy

Era Will, que venía con sus hermanos Michael y Lee detrás suyo.

—Eso de hacer entradas espectaculares es cosa de familia marina ¿verdad? —cantó Michael, con una sonrisa zorruna.

—¿Eh?

—¡Oh! No me digas que no te diste cuenta. Tu llegando en medio de la noche cargando a Grover como un guerrero que llega a puerto, tu padre emergiendo del mar arcoíris, tu hermano apareciendo en medio del arroyo con una batallón a sus espaldas... básicamente es el epitome de las grandes entradas.

—O es que el drama viene de familia —sugirió Lee, pero fue descartado con un movimiento de mano de Michael.

—La magnificencia de una gran entrada no debe ser subestimada, Cleopatra hizo una gran entrada para seducir a Carlomagno y con ello perduro el poder de su imperio. —dijo Silena.

Ella venía junto con toda la cabina de Afrodita, todos murmuraban felizmente como si se adentraran a una tienda en rebajas de Chanel.

—¿Ustedes también vinieron por la clase especial? —pregunté

Asintieron en conjunto.

—¿Saben de qué trata?

—¿Luke no te lo dijo? —pregunto Silena sorprendida

—Dijo que quería que fuera una sorpresa, pero estoy impaciente ¿ustedes saben?

Soltaron risitas.

—¡Oh Percy! Si quiere que sea una sorpresa mejor no arruinarla, pero no te preocupes, te aseguro que te encantará —dijo Silena con evidente entusiasmo.

Asentí resignado.

Todos nos sentamos en medio de la arena de combate, como si esperáramos algo. No entendía porque no usábamos el anfiteatro, ese era mucho más espacioso.

—¡Perseo! —dijo una voz aguda.

Annabeth.

—¿Si?

—Debes, —respiro cansada —debes ir a ver el oráculo.

—¿El oráculo?

Inmediatamente las personas a mi alrededor se tensaron, yo sabía lo que era el oráculo, pero no entendía por qué tenía que ir a verlo.

—¿Quirón te envió? —pregunto Will.

—No —contesto Annabeth enfadada — Pero debería ir, es obvio que entre más tiempo pasé menos tiempo tendrá, no sé porque Quirón aún no lo ha enviado, de cualquier forma, es necesaria cierta planificación de tiempo antes de planear una misión.

Perseus JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora