Capítulo 5 - "Cuestión de probabilidades"

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La alarma de mi celular me despertó bruscamente, estirando mi brazo busqué el ruidoso aparato. Con dificultad, verifique la hora en la pantalla y al recordar que hoy las clases de la universidad empezaban más temprano, retiré rápidamente las sábanas que me cubrían y al instante sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, sin duda sería un día más frío de lo normal, algo dudosa me levanté de la cama y salí de la habitación.

Cerré la puerta de la recámara a mis espaldas y mi vista aterrizó en aquel estuche de lápices colores que reposaba en la mesa. Al verla, los recuerdos de la noche anterior invadieron mi mente, así como también los sentimientos de remordimiento y culpa.

Perezosamente, me dirigí al baño y estando frente al lavabo, tomé un poco de agua entre mis manos para arrojarla a mi rostro, en un intento de alejar el cansancio y despejar mi mente.

Como todos los días, dejé que se deslizaran las gotas frías de agua sobre mi rostro y al mirarme fijamente al espejo, me convencía a mí misma que me enfocaría totalmente en las clases de la universidad y no me distraería con asuntos irrelevantes.

Sin embargo sucedía todo lo contrario, mi mente revelándose en mi contra, proyectaba imágenes de la noche anterior, mostrando una Scarlet aún más triste de la que recordaba, dejándome con un gran conflicto mental y con una culpa abrumadora. Aunque quizás sea un producto de mi imaginación, pero creo que por lo menos le debo una disculpa...

No será nada fácil, empezando porque actualmente no soy partidaria de tomar la iniciativa en una conversación. También porque las oportunidades de hablar con ella a solas en la universidad son muy escasas, ya que siempre está rodeada por ese grupo de chicos. Y quedaba totalmente descartado ir a buscarla al edificio donde la acompañe el día anterior, pues sería demasiado temerario e incómodo.

Creo que al final lo más adecuado será esperar por el momento oportuno, aunque podría ser algo desesperante, procuraré no preocuparme por ello. Sin embargo, no entendía porque estaba tomándome muchas molestias por arreglarlo, tal vez sea para librarme de aquel remordimiento lo más pronto posible.

Justo después de aquel largo debate mental, regresé a la habitación en busca de un nuevo cambio de ropa, suponiendo la baja temperatura del día de hoy, conseguí un pantalón de mezclilla negro y una sudadera con capucha color vino, regresé al baño para tomar una ducha rápida.

Al salir, me aseguré de llevar todo lo que necesitaría para el día de hoy en la mochila, en mi pequeño bolso guardé aquel estuche de lápices. Me cubrí con una abrigadora chaqueta de mezclilla, arrojé mi mochila al hombro, tomé mi bolso y salí del departamento. Tan pronto cerré la puerta, apresuré el paso hacia el exterior del edificio.


***


Parece que durante el recorrido mi mente divagaba en otro lugar, pues me sorprendí cuando estaba por los alrededores del campus, por lo que justo antes de adentrarme a la universidad, sin haber desayunado, decidí entrar a una tienda de autoservicio para conseguir solo un vaso de chocolate caliente.

Caminaba por el pasillo que conecta al salón y dando pequeños sorbos a mi bebida caliente, cuando distinguí a lo lejos el mismo grupo de chicos reunidos en la entrada del aula, una escena que se estaba volviendo habitual de ver. Como siempre opté por ignorarlos y continué caminando hasta entrar al salón.

Me dirigí a la misma mesa del fondo, encontrándome con Lina saludándome desde su asiento. Tan pronto tomé asiento, mi amiga me lanzó una mirada desaprobatoria negando con la cabeza, la miré confundida sin saber a qué se refería.

Sólo son ocho letras (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora