— ¿Estás seguro de que es una buena idea? – preguntó con evidente nerviosismo, tenía sus dudas sobre lo que iban a hacer.
— Tendremos que hacerlo tarde o temprano, todas las parejas lo hacen… Creo que será mejor hacerlo cuanto antes. – tampoco sonaba muy convencido, aunque tenía bastante claro que lo mejor era hacerlo.
— Está bien… ¿vamos? – la suave sonrisa del pelirrosa le confirmó que estaba bien con hacerlo.
— Vamos. – le dio un corto beso en los labios antes de abrir la puerta, al fin y al cabo, sus padres les estaban esperando y no podían retrasarse mucho más.
Shindou había tenido la idea de invitar a su, ahora sí, novio a cenar para hablarles a sus padres acerca de su relación. Había estado preparando el terreno para que la noticia no resultara tan chocante para su familia, pero seguía sin tener garantías de que reaccionaran bien.
Llamaron al timbre y, como siempre, el servicio les abrió y los acompañó hasta la mesa, donde la madre del centrocampista ya les esperaba; su padre, les dijo, se retrasaría por motivos de trabajo y les había pedido que empezaran sin él. Shindou no sabía si apenarse o alegrarse de ello, pues su padre siempre había sido bastante estricto con él y, como no habían hablado nunca del tema, no sabía nada acerca de lo que pensaba sobre la homosexualidad ni mucho menos de la reacción que tendría al enterarse de sus preferencias sexuales que, sinceramente, ni siquiera él tenía claras.
Se sentaron todos a la mesa en silencio y comenzaron a comer. Ambos chicos esperaban que fuera ella quien dijera algo primero, pero, en vista de que no sucedía, Kirino se atrevió a hablar:
— Está muy bueno, gracias por tomarse la molestia de cocinar de más para mí. – dijo con cierta timidez, no muy seguro de si aquella era una buena manera de romper el hielo.
— Me alegro de que te guste, felicitaré al chef de tu parte. – respondió ella con una sonrisa extrañamente cálida, la cual tuvo un efecto tranquilizante sobre el joven pelirrosa.
La conversación murió con eso hasta que la señora Shindou se animo a pronunciarse de nuevo, notando la evidente incomodidad del ambiente:
— Takuto, querido, ¿no querías hablar de algo? – fue directamente al grano, sin borrar aquella sonrisa, un poco exagerada quizás, de su cara.
Los chicos compartieron una mirada, había llegado el momento de decirlo.
— Sí, quería hablaros de… bueno, de una persona especial… – no sabía del todo como debía encarar el tema, especialmente teniendo en cuenta que nunca había hablado de algo como eso en casa.
— ¿Una chica? ¡No me digas que tienes novia! – la emoción brilló en sus ojos casi tanto como el entusiasmo en su voz, se notaba que aquella noticia la hacía realmente feliz.
— Eh… No exactamente, la verdad es que-… – intentó corregir a su madre, sintiéndose bastante abochornado con esa situación.
— Oh, ¿todavía no estáis saliendo? Deberías pedírselo pronto, seguro que te dice que sí. – lo interrumpió, con la voz aún teñida de alegría.
Justo en ese momento oyeron como la puerta de entrada se abría, su padre había llegado y, conociendo a su madre, no pasarían ni dos segundos antes de que se enterara de “la gran noticia”.
— ¡Querido! – por supuesto, Shindou no se equivocaba – A Takuto le gusta una chica, ¿no es fantástico? – anunció nada más su marido entró por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿De verdad? Me alegro, ya era hora. – curvó muy levemente los labios en lo que parecía una sonrisa.
— Bueno, no es a-… – quiso aclarar inútilmente el pianista.
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Bittersweet Love
FanfictionUn amor lleno de altibajos, de claros y oscuros, de penas y alegrías. Un amor agridulce, tan delicioso como desafiante, que merecía la pena.