•° Winter °•

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~×°• January, 1840 •°×~

La nieve caía sobre la ciudad de Londres en finos copos de nieve que se acumulaban en los techos y las entradas de la nueva Inglaterra. Descendían de los cielos con tanta gracia...era imposible para alguien como él evitar admirar tal espectáculo.

El odiaba el invierno, pero aún así disfrutaba de la fría nieve.

— Desaulnier — escuchó pronunciar su apellido. Haciéndole reaccionar — ¿En que piensas?, Llevas un rato observando la nieve. ¿No crees que podrías congelarte si sigues así?

Grises y profundos ojos recibiéndolo ante el inminente blanco.

Sonrió con levedad. Antes de asomarse al descaro y depositar un pequeño beso en la comisura de los labios cubiertos por tela de su amado. Quién al instante reaccionaba con un fuerte color rojizo. Quedando completamente colorado.

La risa no tardó en escapar de él, al tiempo que Carl Aesop recuperaba la compostura y hacía uso de pequeñas quejas mientras se encaminaba devuelta a su hogar, siendo seguido por sus pasos.

Alcanzarle y tomar su enguantada mano era algo que disfrutaba. Puesto que podía sentir calor atraves de los blanquecinos guantes. Su amado tenía manos muy cálidas.

Con el pasar de los minutos se fueron acercando a su destino, momento para el cual, ya se sentía completamente helado e incapaz de dejar de temblar. Un invierno bastante frío era de asegurar a cualquiera que preguntase.

Fue recibido por la calidez de los aposentos de la mansión V. Donde recibían variadas personas en diferentes habitaciones. Un hospedaje para los amigos y familia que ellos mismos crearon al pasar del tiempo.

Los murmullos en la gran sala de estar no fueron ignorados por sus oídos, mientras se sacaba el abrigo con ayuda de su acompañante y dejaba ordenadas sus botas cubiertas de fría nieve.

— iré a la cocina a preparar un poco de té — asintió con levedad, a la vez que el propietario de sus suspiros le besaba la mejilla, tras bajarse un poco la mascarilla. Después de aquello, solo lo vio desvanecerse por las puertas de la cocina.

— oh, ya llegaron. ¿Cómo está el clima de afuera? — rodeo los ojos con diversión, mientras se sentaba en uno de los sillones vacíos de aquella sala para acompañar a uno de sus amigos — en el periódico dicen que podría haber una tormenta de nieve en unos días. Deberíamos abastecer las alacenas antes de que suceda — como siempre, muy atento y hablador. Un muy cálido William que también detestaba el invierno.

Era un chico más de veranos, eso era seguro.

— si lo creen necesario, pues podríamos abastecernos. No le veo mucho problema — entabló a aquella conversación — aunque probablemente Eli ya se encargó de esa parte — sopló entre sus manos en busca de un poco de calor. Mientras se cubría con una manta y era recibido por el cómodo calor que irradiaba la chimenea.

— de hecho — vio al mencionado acercarse, cubierto de la cabeza hasta los pies. Siempre con su pequeño búho al hombro — hice una lista para las compras, Naib dijo que iría. ¿Tú irás William? — se concentró en tomar un libro que había dejado antes de irse a dormir la noche anterior. Repasando por los capítulos en los que había quedado.

Escucho a William quejarse y refunfuñar, más no decir que no. Si iba su fiero amigo, el iría detrás.

En aquella mansión habitaban alrededor de 6 o 8 personas, si no contaba mal. Puesto que aveces se le olvidaban uno o dos.

William Ellis, Eli Clark, Naib Subedar y Emma Woods, además de él y su amado Carl Aesop. Además de contar con dos nuevos inquilinos. Emily Dyer y Jack, del cual no sabía apellidos.

Un suave aroma de té verde se hizo ameno ante su enrojecida nariz. La cual disfrutaba del tierno olor.

Aesop se adentraba a la sala con una bandeja en sus manos. Dejando una taza de té a cada persona en la sala hasta llegar a él, entregándole una deliciosa porción de su maravilloso té en lo que el llamaba, su taza favorita.

Se deleitó con el dulce calor de aquella taza, y de cómo el vapor cosquilleaba en su rostro.

- traten de beberlo antes de que se enfríe. Este clima está de muertos - pronunció aquel de cabellos grises con gracia, antes de volver a desaparecer por la puerta de aquella cocina.

Él, en su lugar. Prefirió hundirse y desaparecer en sus pensamientos, mientras disfrutaba de su delicioso té.

Hasta que una pregunta le hizo volver a la realidad.

— ¿Alguna vez lo haz visto sin sus guantes? — vio como Clark se posaba a un lado del moreno en el gran sillón. Haciéndose un espacio para calentarse. Con sus ojos vendados dirigidos probablemente hacia la cocina — ¿Como son sus manos, Joseph? — supo que el dueño del búho le miraba. Y entonces quedo en blanco.

Dos años de relación con el chico de ojos grises. Y nunca le vio sin sus guantes. Siquiera se lo planteó.

No se los quitaba para dormir, tampoco veía que se los quitase a la hora de ir a la ducha. O nisiquiera en el más caluroso verano.

— nunca lo he visto sin sus guantes — hablo, más que nada por no ser descortés al perderse en sus pensamientos.

¿Porque su amado nunca se quitaba los guantes?

Debía de averiguarlo, pues eso le demandaba su nacida curiosidad.

Fue allí donde nació su investigación a la cual nombró.

Gloves Of Winter.

Tan solo era cuestión de tiempo para ver aquellas cálidas manos.

✨❄️ Gloves In WinTer ❄️✨ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora