Parte 2

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Terminada las cansadas horas de la junta, me opto por tomar aire fresco, tomando mentalmente la decisión de lo que almorzaré. Y como no soy bueno cocinando y por la hora terminaría cenando lo que sea que fuera hacer.

Reviso en el celular las posibilidades de qué poder pedir. Me apoyo en el barandal concentrado en ver el menú.

- Rayos... Tardarían en traerlo...

- ¿Cómo ha ido todo? - si no hubiera tenido bien agarrado el celular, estaría en mil pedazos en el pavimento...

- Ah, bien. He terminado el trabajo, por ahora. - parpadeas tratando de enfocar algo.

- Disculpa mi atrevimiento, pero ¿ibas a pedir comida? - ¿tan buena vista tienes?

- Si, como la reunión se demoró más de la cuenta, no me dio tiempo de cocinar o pedirlo desde antes. Ahora deberé esperar un rato.

- Si me lo permites, me gustaría invitarte de lo que he cocinado esta tarde.

- Oh, no te molestes, de verdad. Agradezco tu gesto, pero puedo esperar - el que me ofrecieras esta invitación así de repente, me has tomado en curva que siento la pena surgir.

- No es ninguna molestia. Al contrario, podemos tomarlo como agradecimiento por lo de ayer ¿te parece?

- Siendo así, te lo agradezco.

- Perfecto. En un momento regreso.

Mientras te observo desaparecer, tomo asiento contemplando la vista disfrutando de un clima agradable.

Por unos segundos cierro los ojos, inhalando el aire que se aventura a sentirse ante el cambio de la próxima estación.

Hubiera disfrutado más de la brisa si no fuese por sentir en mis piernas como algo cayó.

- Oh, te volviste a escapar - le digo al pequeño polizón - eres muy astuto - lo acaricio con afecto y él me deja saber que es de su agrado por su ronroneo.

- Lo he calentado un poco y... - cortas tu oración al ver al nuevo personaje - creí que había cerrado bien la puerta - sueltas un suspiro de derrota - te pido una disculpa - te acercas al barandal que nos separa apenas una cierta distancia - puedo llevar la comida a tu puerta.

- No te molestes, puedes pasarlo aquí mismo, aunque - señaló Blacky quien ya está más que acomodado en mis piernas y tu sonríes al verlo.

- Si te parece, puede quedarse contigo un rato. No sé, quizás la hora de la cena, lo cual para ti es... - haces una señal para que termine tu oración con mi respuesta,causándome gracia.

- A las ocho.

- Excelente hora. Entonces te traigo lo que hice.

Así como hace unos minutos, vuelves a entrar con el fin de cumplir lo que has mencionado.

- No tengo juguetes, pero con algo podemos improvisar. Tienes pinta de que eres muy fan de los juegos.

- Realmente lo es - tu contestación me sobre saltó - y cuando no puedes jugar con él, no es impedimento para que se divierta - del momento dejo al ser de quien hablamos para aproximarme a ti y tomar lo que me ofreces. Huele bien.

- Lleva la fiesta con él mismo. Gracias - dejo el plato en la mesita de aquí.

- Oh, olvidé los utensilios - hago un gesto con la mano para enfatizar el "no te preocupes".

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora