Parte 4

663 98 88
                                    

En punto de las ocho de la noche y yo aquí en tu puerta con la indecisión de si tocar o no... Pero no lo pensé demasiado al dejarse ver una silueta que ahora bien conozco, sale a recibirme.

- ¿El cómo lo supe? - inicias la plática con tu elegante, pero juguetona sonrisa insinuando mi duda que debí delatar por mi expresión - nuestras puertas están cerca, así que es natural poder escuchar cuando esta se abre - y vaya que tiene razón... - eso lo he aprendido bien desde que nos hemos mantenido encerrados y más si eres mi único vecino de al lado.

- Tienes buen oído - te sonrío de lado.

- Otro de mis talentos - alzas tus hombros como si eso fuera una nimiedad - y en esta velada te mostraré el otro aspecto que puede tener lo que cocino. Pasa - abres totalmente la puerta y con una mano extiendes la invitación.

- Gracias - me adentro en tu hogar que se encuentra levemente iluminado.

Es como lo imaginaba: ordenado y elegante.

- Espero y tengas apetito. Hice varios platillos que sé que podrían gustarte.

"sé que podrían gustarte...". El simple hecho de que te tomaras la molestia era suficiente para mi pero... El que te asegures de saber mis gustos... Abre considerablemente mi vulnerabilidad ante ti. Ante esa radiante galantería envuelta en una camisa de algodón negra qué se en talla perfectamente a tu silueta qué desde cerca denoto como se marcan tus músculos tan varoniles.

- ¿Ciel? - doy un respingo a tu llamado.

- ¿Ah? ¿Qué?

- ¿A qué planeta te fuiste esta vez? - sonríes de lado con un toque de humor.

- Am, no, a ninguno. Perdona ¿me decías algo? - sacudes la cabeza divertido.

- Sé que no puedo presumir de conocerte a la perfección si no tiene mucho tiempo en que nos conocemos, pero... - pausas unos segundos - creo que puedo asegurar ciertas cosas, y entre ellas está en saber cuando desaparece tu mente de este plano - ahora tu sonrisa se volvió a una pequeña, pero con un significado sincero, de que hablas en serio. Y eso... Sacudió mi interior.

- Tienes razón. Creo que me conoces bien en poco tiempo - te devuelvo la sonrisa - ¿otro de tus talentos? - ahora te sonrío con picardía, tomándote por sorpresa.

- En efecto. Otro de mis talentos y que espero poder mostrarte todos conforme a la ocasión - trago con dificultad al imaginar las posibilidades de tus... Habilidades... - y hace unos minutos te pregunté si ya tenías hambre o nos esperábamos un poco más.

- Toda la agitación de las juntas me abrió mucho el apetito.

- Entonces - pasas tu brazo derecho posándola en mi espalda para dejar tu mano en mi hombro y con la izquierda señalas de manera diplomática hacia la mesa - cenemos en honor a ti.

Me diriges aún en este caballeroso "agarre" hacia el destino y mientras tanto temo qué en tu cercanía embriagante, te des cuenta de mis latidos errantes. De esos que escuchas hasta la cabeza.

- Gracias - te agradezco al otorgarme tu gesto educado con la silla para que pueda sentarme.

- Espero que tu estómago tenga gran espacio - sentado doy la vuelta para seguirte en tu caminar mientras me hablas - porque hice mucha comida. La entrada, el platillo fuerte y por supuesto el postre - siento mis ojos iluminar por la última revelación - y apostaría millones de dólares en que acierto a saber que te gustará - yo también lo apostaría...

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora