FINAL

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Y tú único defecto es no despertarte junto a mí. O al menos eso era lo que pensaba antes...

Ignoro la hora que me desperté, solo recuerdo que la habitación aun estaba oscura. Ahora, de las cortinas se cuela la claridad que simboliza que el Sol ha salido, aunque también ignoro desde hace cuánto... mi concentración en todo este tiempo ha estado enfocado en observar a la persona que se encuentra durmiendo a mi lado.

Sé que podrá sonar loco o incluso turbio el hecho de ver dormir a alguien por horas... pero temía que, al cerrar y abrir los ojos, la realidad me dijera que todo lo que sucedió en la madrugada fue un sueño. Que mi mente en su crueldad recreó escenas tan vívidas, tan reales, tan... mágicas.

- ¿Cuánto tiempo más piensas solo mirarme? - dentro de mi pecho el corazón dio un enorme latido por el susto de ser descubierto en algo ilegal.

- ¿D-desde cuándo tu...? - nuevamente mi corazón saltó, pero a diferencia fue de impresión cuando tus preciosos ojos se posaron sobre mí.

- Ya algo de rato - te remueves para acomodarte - no me molestaba si me tocabas un poco - dices con una sonrisa traviesa y me jalas hacia ti quedando mi cabeza sobre tu pecho desnudo.

Es tan cálido.

- ¿Es tu manera de seducirme?, ¿y tan temprano?

- ¿Q-qué? Y-yo no... - intento falsamente apartarme.

- Si es así; ha funcionado.

- Sebas... es-espera, ¿dónde estás tocan...?

. . . . . . . . . . . . . .

Realmente no puedo creer que me dejé llevar por tus habilidosas manos, tu tan... eficiente trabajo en saber conocer las maravillas del cuerpo humano, tu galantería...

Sin querer observo desde este punto de la cocina/comedor como sales del baño con una toalla en la cintura después de una ducha.

No puedo ni engañarme, al mínimo roce de tu piel hubiera caído de inmediato. Cual sea la forma iba a caer en tu juego de la seducción.

- Un beso por tus pensamientos - regreso a tierra firme al escucharte.

- ¿Sólo uno? - te sigo el juego ya con más confianza y con la mente firme.

- Solo uno. Si te doy más... no me hago responsable de lo que pase después.

- Y no te pido que lo tomes - sonrío con picardía.

- Ciel. Ciel - niegas con la cabeza divertido - provocarás que no te quite las manos y... otros puntos de mi cuerpo encima de ti. Dejemos que descanses - te aproximas donde estoy y me rodeas con tus brazos en mi cintura uniendo nuestros labios en un beso que tenía pinta de ser algo inocente pero que va tomando otro camino - hmn ¿deduzco que serás tu el desayuno?

- No - antes de soltarme de ti te dejo un casto beso - no hoy, ¿qué te gustaría comer? - me amarro el mandil con motivo de iniciar los preparativos.

- La pregunta correcta es - el mandil que acababa de ponerme, me lo quitas para que tu te lo pongas en tu cintura des... desnuda... trago con dificultad al ver la escena - ¿qué te gustaría a ti?

- ¿Piensas cocinar así? - te pregunto con sorpresa.

- ¿Por qué no?, ¿está mal? - a pesar de la pregunta, el tono que lo dijiste fue más que de sarcasmo.

- En absoluto, solo por dos cosas.

- ¿Así?, ¿cuáles?

- Uno: eres el cumpleañero aún. Y dos: estamos en invierno, aunque ponga la calefacción deberías abrigarte - aunque muy en el fondo no me molesta que te quedes así... - por desgracia nuestras tallas, por obvia razón - señalo mi cuerpo con evidencia - no son ni de cerca las mismas. Mi ropa no te pasaría de la cabeza.

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora