Taeyong era el omega más codiciado y deseado por la mayoría de los alfas de la preparatoria, los tiempos habían cambiado y aunque la mayoría de los omegas seguían siendo huecos y estúpidamente sumisos, algunos pocos como Taeyong eran algo rebeldes...
Dos meses, dos meses en los que Doyoung se dedicó no solo a los asuntos del comité escolar sino también a Taeyong, el omega realmente le gustaba, ese aroma a vainilla lo traía loco desde el primer día que lo vio, día que recordaba a la perfección.
Ese 24 de marzo salía de la escuela, antes de colocarse sus auriculares vio a dos chicos acorralando a otro, era un omega. Uno de los agresores era un alfa mientras que el otro parecía ser beta, frunció el ceño y caminó hacia ellos, pronto se postularía para presidente escolar y no podía permitir eso.
Sin embargo, antes de que pudiera hablar, el alfa cayó de espaldas sosteniendo su nariz, el beta solo miraba sorprendido al omega, quien se había encargado de romperle la nariz al más alto.
Doyoung miraba atónito la escena, no solo por el acto rebelde del más chico, sino también por la belleza sobrenatural de ese omega, esa sonrisa burlona y altanera lo había flechado en un dos por tres.
"¿Hyung? ¿En qué piensas?". Taeyong llegó hasta él, ya habían terminado las clases.
"En ti". El menor se sonrojó haciéndolo sonreír.
"Bueno... Nos... ¿Nos vamos?"
"Claro".
Doyoung cargó la mochila del menor para luego entrelazar las manos de ambos, ganándose algunas miradas, todavía no eran novios sin embargo ya todo el mundo sabía que el pelinegro cortejaba al omega.
"Quiero matarlo, lo voy a matar".
"Es culpa tuya, la cagaste...". Johnny metía unos libros en su casillero mientras escuchaba a Jaehyun quejarse.
"Concuerdo con Johnny, eres un idiota" habló su lobo interno.
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"Los reuní aquí, porque quiero dejarles algo en claro". Los tres alfas, sentados en uno de los sofás, se miraron entre ellos y luego a su progenitora. "Hoy vendrá a cenar un amigo de Taeyong... Así que más les vale que no hagan ninguna escenita de celos, ¿entendieron?".
Los tres hubieran replicado si tan solo la hermosa omega no tuviera el cuchillo en su mano derecha, así que solo se limitaron a asentir. La mayor sonrió y regresó a la cocina.
Después de unas horas y de que el cielo oscureciera, el timbre de la casa sonó, alertando a todos los presentes.
"¡Yo abro!". Los cuatro hermanos se observaron, pues todos habían hablado al mismo tiempo.
"Yo abriré". La señora Lee caminó a la puerta para abrirla, encontrándose con un alfa alto y muy guapo.
"Buenas noches señora". Hizo una reverencia. "Mi nombre es Kim Doyoung, mucho gusto". La omega se sonrojó por la sonrisa del chico, sonrió de vuelta recibiendo el ramo de rosas que le había sido extendido.
"El gusto es mío, pasa...".
El pelinegro entró mientras sus fosas nasales se llenaban del rico aroma de Taeyong, siendo envuelto por el aroma de alfa celoso, proveniente de sus tres hermanos. Suspiró, sería una larga noche.
