Tomás

5 2 0
                                    

Antes de entrar en clase, Ana, me llamo desde la puerta de su aula, que está en frente de la mía.

- Ey, Tom, ¿has visto hoy a Sabina?, es que me tenía que pasar unos deberes, me dijo que me los pasaría por WhatsApp, pero no me responde.

- Pues no la verdad, hoy no ha venido al instituto, que raro, nunca pierde clase, un día vino con fiebre y gripe, casi no podía ni hablar.

- Oh, bueno, si sabes algo avísame.

Entre al aula, el profesor de lengua castellana ya estaba dentro de clase, así que me senté sin decir nada.

Odiaba esta asignatura. Recorté un cacho de papel y escribí algo para hablar así con Franco, si el señor López nos escuchaba, aunque fuera un murmullo, nos mataría, o lo que sería peor, me mandaría al despacho del señor Freixes, y este se lo diría a su noviecita, mi madre.

- Joder, Franco, que clase más aburrida, ¿Cómo puedes estar atento a esta mierda?

- Tu antes también estabas aténtento, hasta que tu madre empezó a salir con el director.

- No no, yo no recuerdo eso.

-Siempre igual Tom, ¿algún día me darás la razón?

- Espera sentado. Oye, ¿sabes algo de Sabina?

- Como voy a saber algo de esa tía, si es una repelente.

- Ya, pero nunca ha faltado a clase, y no responde a los mensajes de Ana.

- Pues yo que sé que le ha pasado, le podrías preguntar a su perrita faldera.

- Ya sabes que no le hablo.

- Yo que sé, pues pregúntale al señor Freixes, es el director, igual sabe algo si te interesa tanto la pesada esa.

- No sé por qué te cae tan mal Sabina, pero le preguntare a Freixes.
 
- Ok.

Siempre que hablábamos de Sabina, que no era muchas veces, Franco se ponía a la defensiva, nunca entenderé por qué. 

Cuando me di cuenta el señor López ya había salido del aula.

En el cambio de clase Pablo nos dijo que lo cubriéramos si llegaba el señor Freixes. El salió de clase y al poco rato Cloe salió también, había algo extraño en esta situación, pero ya nos contaría más tarde por qué se había ido con Cloe. 

Pablo entro en clase al mismo tiempo que Freixes, él tenía cara de satisfacción, cinco minutos después Cloe llegó con una cara muy diferente, pero ella no me preocupaba. 

- Bien, ahora que estamos todos, tengo una mala noticia –dijo muy serio el profesor- vuestra compañera, Sabina, ha fallecido, dicen que se ha suicidado, su madre quería que lo supierais.

Hubo un silencio que podría llegar a ser perturbador, un nudo se me hizo en la garganta, esa chica no me caía bien, pero no le deseaba la muerte, entonces recordé lo que Cloe había dicho ayer “Algún día alguien te matará y nadie llorará por ti”, ¿Y si no se había suicidado?, ¿Y si la habían matado? Realmente Sabina, por lo que sabía de ella, era una chica feliz dentro de lo que cabe, pero ¿Por qué la matarían?, Cloe tena motivos, pero no los suficientes, solo me quedaba preguntarle a Balería si sabía algo. 

Cuando sonó el timbre que daba comienzo al segundo recreo me acerque a Balería antes de que saliera del aula.

- Balería, ¿Qué tal estas?, por lo de Sabina.

- Bien, no te jode, ¿Qué quieres?

- Quería saber si Sabina era feliz, me refiero, no entiendo por qué se suicidó, yo la veía bien.

- Al menos que no me lo hubiera contado, estaba bien, de hecho, estaba feliz, por haber mandado a Cloe al despacho del subdirector, y por qué su padre había llegado de la mar hace dos días.

- ¿Tú crees que la pudieron haber matado?

- No descarto esa opción.

Tenía lágrimas en los ojos, se levantó de su silla y se fue sin decir nada más.

Bajé al patio, allí me encontré con mis amigos.

- Hola, ¿de qué habláis?

- No, de nada, solo de lo enamorado que estas de Balería. –dijo Pablo con tono irónico. 

- Siempre te esperas lo peor de mí, le estaba preguntado que le había pasado a Sabina.

- ¿Y a ti que más te da lo que le haya pasado a esa?, me refiero, sí, me da pena, pero ni siquiera era nuestra amiga.

- Si pensara que fue un suicidio no diría nada, pero esto es lo importante, creo que alguien la mato, y no soy el único que lo piensa, Balería también está de acuerdo conmigo.

- ¿Por qué crees que alguien la mataría? –dijo Ana extrañada.

- Ay, hermanita, ¿tú piensas que todo el mundo quiere a Sabina?, como se nota que no estás en nuestra clase.

- Sabina era odiosa, la pregunta no es si alguien la mataría, sino ¿Quién no querría hacerlo?, y no solo porque fuera una sabelotodo repelente, también le pueden tener envidia o lo podrían hacer por venganza, esa chica le ha hecho muchas cosas malas a mucha gente. –comento Pablo apoyándome.

- Aun así, no creo que nadie la matara, seguro que ni ella se aguantaba y por eso se suicidó. –añadió Franco.

 - Franco, deja de defender a su asesino, ella era feliz, su padre volvió de la mar hace nada, ¿Por qué se querría suicidar?

- Vale, di lo que tú quieras.

- Bueno, Tomás, -dijo Irina para romper la tensión- entonces, ¿Tu quien crees que la mato?

- Sinceramente, no estoy seguro, pero creo que fue Cloe.

- ¿Cloe? A veces sí que es verdad que puede llegar a dar miedo, pero es mi compañera de mesa, no creo que fuera ella.

- Ayer ella misma dijo que alguien la mataría y nadie lloraría por ella.

- Yo no me fio de ella –dijo Pablo.

- ¿Quién lo diría?, te recuerdo que hoy te fuiste con ella en el cambio de clase. –dije yo en un tono burlón.

- ¿Qué dices?, yo me fui a ver con aquella chica guapísima que te conté el otro día. –Pablo parecía ofendido ante mi suposición.

De repente el recreo finalizó y todos subimos a clase. Franco no me hablo en las dos últimas horas de clase, parecía disgustado por la conversación que habíamos tenido en el patio.

En cuanto finalizo la última clase del día baje rápidamente junto Ana y Pablo.

- Vale, chicos, ahora que estamos solo nosotros aquí, sois los únicos en los que confió, Ana, tú estabas en casa conmigo, no saliste en ningún momento, no te cae bien Cloe y aparte Sabina te caía bien, Pablo, tú ayer por la noche estuviste hablando conmigo por WhatsApp la mayor parte del tiempo, me crees en mi teoría de que alguien la ha matado y odias a Cloe. En los otros no puedo confiar por motivos obvios. 

- ¿Y por qué no íbamos a pensar que has sido tú, Tom? –dijo Pablo desconfiando.

- Porque tengo cuartada ¿Recuerdas?

- Tienes razón, a ver ¿Qué era eso tan importante?

- Hoy, Ana y yo, vamos a acompañar a mi madre a casa del señor Freixes, os voy a invitar y vendréis todos, incluidos Irina y Franco, tu, Pablo, tienes que traer tus cámaras, esas que son muy pequeñas, y las esconderemos por la casa, yo, mañana las recogeré todas y te las devolveré para ver las grabaciones, así, podremos saber si Cloe es culpable o no, si esta dice algo de las cámaras o Franco e Irina se comportan raro, sabremos que alguno nos está mintiendo.  

- Bien, me gusta tu plan.

- Por fin sirves para algo hermanito.

Por detrás nuestra aparecieron Irina y Franco.

- Uhh, Tomás haciendo algo productivo, ¿Qué me he perdido? –dijo Irina de forma irónica.

Les contamos nuestro plan mientras volvíamos a nuestras casas, saltándonos las partes en las que desconfiábamos de ellos, claro está.

La cara de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora