|Una charla|

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Se encontraban comiendo en un tranquilo silencio, la atmosfera era llenada por las voces y ruidos de los demás comensales. Murdoc miraba su plato mientras comía pero Stuart se encontraba inquieto ante las dudas de saber si verdaderamente aquello era una cita.

El peliazul se quedaba observando el rostro del contrario mientras que con algo de temor llevo su mano a la del hombre, posándola sobre la misma y entrelazando sus dedos en un intento de darle a entender que el estaba sintiendo lo mismo, que disfrutaba la cita y que quería muchas más. Un apretón fue respuesta suficiente, Stu comenzó a sentir como su corazón palpitaba sin control y sentía que vomitaría de la emoción.

—M-Murdoc— Su voz era algo temblorosa pero aquello solo era un reflejo débil de su mente de demostrar que esta situación era completamente nueva para él y estaba más que nervioso.

El hombre de ojos bicolor alzó la mirada de su plato aun sosteniendo la mano del joven —¿Qué sucede Stuart?— Fijo la misma en los enormes y obscuros ojos del chico cuando comenzó a observar como el mismo acercaba su rostro con lentitud al de él. Cuando sus labios solo quedaban a escasos centímetros giro el rostro y con su otra mano cubrió los labios contrarios para alejarlo.

—Mis intenciones no son estás... Lamento que hayas mal interpretado— Alejo su mano de los labios del chico y también separó su otra mano del agarre que tenían.

Stuart quedó ahí, seco e inmóvil, con un rubor que cubría todo su rostro y los ojos un poco húmedos, los cuales amenazaban con soltar unas cuantas lágrimas. Por su puesto que aquello no sería una cita, se lo había dicho su representante... Pero aun así estaba dolido, después de todos aquellos avances, cumplidos, acciones y lindas palabras intercambiadas entre ambos suponía que algo podría haber. Una clase de química mágica que emerge una vez comienzas con todo, pero parecía que se había equivocado.

Murdoc se quedo observando al joven con cierta tristeza, su intención nunca había sido el lastimarlo o jugar con él, pero todo lo que había dicho era sincero, debía de admitir que aquel que había convocado era bastante atractivo y sobre todo tenía un talento que desbordaba. Y por eso debía ser sincero de una vez por todas.

—Stuart por lo que te cite aquí es para hablar de tú futuro en la industria— Se quedo observando con un semblante serio.

El peliazul se calmó un poco y agitando su cabeza asintió, claro debía ser por eso... El trabajo...

—Si quería que hiciéramos algo juntos podría haber contactado con mi manager, pero agradezco que hayas tomado esta formalidad. Me encantaría volver a colaborar contigo, con alguien como tú— Su voz era serena y apacible, aunque en su interior solo quería largarse a llorar.

El azabache suspiró tirando su cabello hacía atrás —No me refiero a eso... Mi punto es ¿Piensas seguir en la industria? Stuart escúchame, debes terminar con todo esto, en un futuro solo te terminará afectando para el mal. No sabes con que personas te toparas, que contratos firmas y si te están pagando lo que verdaderamente te mereces... Si te soy honesto estoy preocupado por ti, por tú futuro, por todo lo que te traerá seguir en la industria y envejecer como yo— Tomó su copa para darle un profundo y largo trago al vino.

—No sabes en lo que te estas metiendo, no sabes hasta que punto te pueden explotar. Seamos sinceros, eres un niño, no tienes conocimientos de la vida y probablemente aceptaste este trabajo porque creías que era dinero fácil­— Las palabras salían de la boca de Murdoc sin medirse.

Stuart solo escuchaba todo sin siquiera abrir la boca, mantenía la cabeza gacha y pensaba en todo. Pero la verdad es que se estaba sintiendo atacado, quería decir sus razones pero sincerarse con aquel hombre, el más grande amor de su vida, seria más patético de lo que ya estaba siendo toda la situación.

 ℙ𝕠𝕣𝕟𝕤𝕥𝕒𝕣  [𝚂𝚝𝚞𝚍𝚘𝚌] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora