Yào caminaba por los pasillos oscuros hacia el salón, sus pies descalzos caminaban por la loza de cristal rojizo, la tela del Hanfu arrastraba , como la cola de una novia perdiéndose con el color de las baldosas.
no solía darse a conocer como acompañante, pero la señora mayor le había dicho que un extranjero había pagado mucho dinero por verle bailar.
la necesidad le había arrastrado hasta ese punto donde la prostitución era la única forma en la que podía sobrevivir.
era un trabajo pesado y arriesgado, sabia que su oficio estaba prohibido en la republica de china y que las repercusiones si llegaba a oídos de la policía seria el encierro en casas de reeducación, pero aun así, no tenia dinero suficiente y menos estudios para conseguir un trabajo digno, tenia un hermano por mantener y una madre enferma.
Yào no tenia de otra, era su cuerpo o morir de hambre.
agradecía a Buda haber heredado la hermosura de su madre, siendo confundido en varias ocasiones con una mujer, su cuerpo menudo y hermoso, su cintura pequeña y su largo cabello negro brillante.
sus pasos se vieron bloqueados de repente por una hermosa chica de cabellos castaños, las flores que tenia de cada lado de su cabello cubrían la mayoría de su rostro maquillado, le sujeto con fuerza de los hombros y lo sacudió.—Yào! no vayas! escuche que ese hombre ha golpeado a las chicas, tiene mal carácter, reconsidéralo...puedes negarte, eres el único que puede negarse...—los ojos llorosos, suplicantes de la chica estaban fijos en los ojos negros y cansados del mayor.— por favor...no quiero verte muerto...
El chino acaricio sus labios, silenciándola. sus dedos subieron hasta su rostro, limpiando las lagrimas que comenzaban a correr por las mejillas de su compañera de trabajo.
—realmente necesito el dinero...mi madre esta muy mal.—Yào suspiro tranquilamente, haciendo un gesto con su mano, empuñándola.— tengo la fuerza suficiente para golpearlo si se intenta propasar aru— se alejo lentamente y volvió a su paso hasta las habitaciones privadas, la muchacha taiwanesa se volvió a verle preocupada, el no solía utilizar el "aru" a menos de que estuviese nervioso, entonces ella lo entendió...Yào tenia miedo.
Junto sus manos y corrió a donde su habitación, lo único que quedaba era orar por el .
cuando Yào se encontraba frente a la habitación indicada por la señora mayor, cerro los ojos tranquilamente, suspirando.
"todo va a salir bien, tienes la fuerza para entregarte una vez mas...kiku necesita comer..."
abrió los ojos con determinación y saco un pequeño espejo de mano de la tela entre su pecho, lo abrió.
el reflejo le devolvió la imagen de sus labios rojos y las sombras de color coral, su maquillaje elaborado e intacto... Todo perfecto, levanto la barbilla en un gesto de vanidad, realmente era hermoso.
Cuando cerro el espejito se sintió asqueado por un momento, deseando escapar y dejarlo todo.
pero lo único que pudo abandonar fue el espejito en la mesa al lado de la entrada...
abrió la puerta con ambas manos, asegurándose de que las mangas del hanfu se elevaran como alas de mariposa. haciendo una entrada triunfal.
pero lo que encontró dentro fue muy diferente a lo que el esperaba.Yào ya se había creado un escenario donde un viejo gordo yakuza acariciaba y mancillaba su cuerpo, comenzaba a resignarse y a orar por no vomitar durante el oral...o cualquier situación extraña en la que se le pusiera.
jamás imagino que se trataría de un chico joven.
era alto, no...era ENORME, definitivamente era un hombre extranjero, estaba de espaldas a la puerta pero aun así pudo ver su melena rubia por encima del respaldo de la silla, sentado en la mesita de noche junto a la cama, el asiático se cohibió de repente.
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Doncella dorada
FanfictionWang yao esta siendo demasiado necio, demasiado terco...pero quizá Ivan lo sea mas.