Capítulo 2: Luz al final del túnel

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Usualmente me alisto para ir a la universidad, las clases transcurren con normalidad, pero justo cuando voy a salir de esta veo una especie de cuadro donde los estudiantes de todas las carreras ponen anuncios de alquiler de habitaciones, libros o de clases particulares que imparten. De pronto recuerdo que necesito un lugar donde vivir que me quede cerca para venir a estudiar. Vale que he encontrado uno.

ALQUILER DE APARTA ESTUDIO

Ubicado sobre la 14th Avenue

Posee cocina integral, 1 baño, parqueadero, amueblado con capacidad para 2 personas, con servicios públicos independientes a las demás residencias y seguridad paga en compañía a otras viviendas.

Note: Falta 1 integrante.

Para más información comunicarse al +1 206 548 246 999

En efecto, me queda cerca, tomo uno de los papelitos con el número y llamo para concretar mejor la mudanza y la renta. De momento pienso en que no he recibido respuesta de las solicitudes para trabajo y el dinero del mes se me está agotando; debo poner pronto en alquiler mi casa; pero al no estar ubicada en un sector finolis no puedo pedir mucho por ella. Busco un rincón donde poder sentarme, saco mi computadora y empiezo a redactar un anuncio para ponerlo en el cartel; con suerte recibo alguna llamada en mínimo un mes. Mientras, debo cruzar los dedos para que alguna de mis solicitudes dé fruto.

Luego de imprimir el anuncio y ponerlo en exhibición, reviso mi estado de cuenta en el banco «cuatrocientos dólares» Suspiro con resignación, al parecer a partir de hoy voy a tener que caminar a casa.

***

Luego de un largo trayecto llego molida a casa, me siento en el sofá y no puedo evitar llorar, lloro con frustración, como hace mucho no lo hacía, necesito desahogarme. He pensado impartir clases de piano, pero las cuentas no me cuadran, entre el impuesto que debo pagar de matrícula para el próximo semestre, alimentación y facturas de los servicios. Se me viene a la cabeza la propuesta del director, si tuviera el dinero para ese ticket, pero supera casi al doble lo que poseo en estos momentos.

«A ver April, la vida no termina aquí, hay opciones... Mira, puedes tener un sugar daddy, vender un órgano o robar un banco y darte a la fuga... sencillo»

Me río de mi misma por tales ocurrencias, si mi madre estuviera aquí hubiese abierto los ojos de par en par y me esperaría un sermón de aquí a Pekín. Bueno, tengo algo claro... estoy jodida pero un poco de humor no está mal en estos momentos.

Voy a la cocina a tomar un vaso con agua, y no me tardo mucho para no deprimirme porque mi estado financiero se evidencia en la nevera, se ha convertido en una fuente luminosa neta. Si tengo café y galletas en la alacena es mucho. Me dirijo a mi habitación y recordando mi tesis me pongo a trabajar en ella; tengo una idea de cómo se va a desarrollar, mis tutores dicen que es muy buena, pero yo siento que no la he realizado con ganas, solo por compromiso y por ahora no va como quisiera, así que adelanto un poco y de paso estudio para los parciales del ultimo corte, debo cuidar con mi vida esa beca. Al pasar unas cuantas horas me detengo y me doy una ducha; reviso mi guardarropa, opto por no usar sostén, me pongo unos encajes, un chándal y una sudadera gris, recojo mi cabello en una coleta alta y finalmente me pongo calcetines, últimamente hace mucho frio. Tomo mi celular e inmediatamente entra un mensaje.

Tory a las 8:30 pm

¿Mi mejor amiga está en casa?

April a las 8:31 pm

Si, aquí estoy ESTUDIANDO, ¿qué quieres latosa?

Tory a las 8:32 pm

¡Que me abras la puñetera puerta! ¡ME CONGELO!

DESÁTAME LA RAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora