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Despertó sintiendo todo su cuerpo pelear en contra de su voluntad para no poner un pie fuera de la cama. Más los gritos de su hermano escaleras abajo, casi rogándole que bajara ya.

Pronto deberían ambos ir a su destino del día viernes. Y el de Fallon era la secundaria de Arcadia.

No tenía nada en contra de ir al colegio, solo se sentía cansada ya que al igual que su hermano, trasnocharon por insomnio y ninguno era fan de tomar pastillas para el sueño, simplemente les parecía un malgasto de dinero con algo que ellos creían podían cambiar acostumbrándose con el tiempo a dormir en horario.

La realidad era otra para ambos hermanos.

Se vistió con sus típicos jeans negros, blusa escarlata y botas oscuras para ir al colegio, trenzando sus abundantes rizos rojos en una trenza que le quedaba pegada y caía sobre su hombro derecho. Corrió hasta la cocina y planto un beso en la mejilla de Cameron, disculpándose por haber tardado, ya que él también debía ir a abrir la cafetería que había inaugurado el año pasado, pero nunca salía de la casa antes que su hermana.

Cameron cuidaba bastante de ella, aunque no la sobreprotegía, no podía. Fallon era demasiado independiente para intentar querer manejarla, después de todo no era un intento de chica rebelde. Desde que había llegado a vivir con su él, no le había causado ningún problema y hasta le ayudaba en prácticamente todo si es que tenía el tiempo para hacerlo.

Desde la muerte de su madre, sin duda se había obligado a madurar y Cameron no pudo hacer nada en cuanto a eso, puesto, que él también estaba pasando por un duro proceso.

Se despidió de Cameron y salió de la casa en dirección a la secundaria de Arcadia, montada del vespa que Jessica le había regalado. Era vieja y de modelo algo antiguo, pero le funcionaba perfectamente para transportarse de un lado a otro sin tener que molestar a Cameron que tenía sus propias responsabilidades como adulto independiente y ahora, con una adolecente que cuidar.

Estaciono frente a su colegio, escuchando la campanilla de entrada resonar por todos los pasillos sin preocuparse realmente ya que la primera hora la tenía libre y solo debía ir al teatro a ayudar con la preparación de la siguiente obra.

– ¡Hey! –Saludo con entusiasmo Eli–. Buenos días Fallon.

–Buenos días Eli. –Sonrió girándose hacia la mayor–. Hanna.

–Qué bueno que llegaste porque tenemos demasiadas cosas que hacer. –Dijo la chica mayor sonriéndole a pesar de la agrandada lista de cosas que debía hacer.

Dejo su mochila en un costado de la habitación y luego se acercó a la rubia que acomodaba sus lentes.

– ¿Que tanto? –Pregunto Fallon.

–La escenografía, el guio, los vestuarios, audiciones... ¿Qué más falta Hanna? –Respondió por adelantado Eli que traía arrastrando unas cajas.

–Efectos especiales... si, de hecho, esto es todavía un proyecto, pero por algo debemos comenzar. –Se encogió de hombros Hanna.

Fallon sonrió y se acercó a Eli para ayudarle con el inventario de los vestuarios, separando todos los que aún se podrían reutilizar o rediseñar de los que servían para donar. Nunca tiraban nada que aun pudiera servir, puesto que el colegio no recibía un especial dinero, asique debía trabajar con lo que tenían y solo comprar lo debidamente necesario para uno de sus actos. Tampoco es que fuesen financiados por dinerales como en Broadway.

– ¿Y si hacemos un musical? Sería interesante ver a Steve o a Eli bailando en pequeñas escenas. –Bromeo Hanna codeando un poco al pequeño Eli.

Stones | Jim Lake Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora