5-Perdido en el paraíso

7.8K 876 597
                                    

Trigger warning: soft porn gay, o sea, porno soft entre hombres. O también, más conocido como semi-lemmon. Yyy, otra cosa, este cap es más o menos largo xd

-¡¿Q-q-qué?! -un sonrojo enorme recorrió las mejillas del menor, bastante sorprendido por tal indecente petición (n/a: mami salí poeta)

-Oh, vamos, no te hagas el inocente ahora -Itadori intentó calmarse, lo más seguro es que sea una broma de su sensei, después de todo, no hablaba en serio, ¿verdad?

-E-este... Sensei, este tipo de bromas no me gustan, c-creo que usted debería... -su mentón volvió a ser agarrado con fuerza, haciendo que mire hacia arriba. Le costaba mantener mirada con esos ojos azules y penetrantes.

-¿Y quién dijo que era broma? -preguntó con la voz gruesa, haciendo temblar al menor. Las mariposas ya no eran simplemente eso, eran elefantes golpeando sus órganos ordenando un beso.

-Se-sensei... -trató de calmarse. Pero era imposible. Satoru tenía un aroma varonil, una mirada cautivadora, una voz perfecta, todo de él era perfecto, su personalidad era lo mejor. ¿Solo era un juego para su sensei o iba en serio? Porque, ya entendía que esas cosquillas en su panza no eran eso, eran nervios por estar junto a quien le gustaba.

Y tuvo casi una visión, donde estaban ambos viendo Winny the Pooh junto a sus hijos, ambos abrazaditos al lado de la leña, en un día de invierno mientras bebían chocolate caliente. Su sonrojo se incrementó más. ¿Satoru Gojō lo quería tanto como Itadori a él? Bueno... A veces había que arriesgarse en la vida. Por lo que bajó lo más posible el cuello de Gojō, se puso de puntitas y...

Lo besó.

Gojō no salía de su sorpresa. Pensó que Yūji le daría una cachetada al estilo Nobara, por lo que, sentir los labios del ser más deseado por él, fue la sorpresa más grande de su vida, pero no una mala. Como pudo, tomó la pequeña cintura de Itadori e intentó hacer un beso relajado, porque, por él, ya lo estaría penetrando.

Ambos se gustaban, Gojō desde la primera vez que vio los ojos de Itadori, y Yūji desde hace unos cuantos meses, cuando se dio cuenta de que Satoru siempre iba a estar para él aunque se estuviera muriendo. Se gustaban, y mucho, se notaba en ese beso tan tierno y dulce para ambos.

-Yūji-kun... Ahh~ -gimió, sin poder evitarlo. Todo lo referente a Itadori le encantaba, en todos los sentidos posibles. Yūji se sonrojó aún más, si es que eso era posible.

-Mmmh~, senseii~ -gimió también Itadori, sin poder contenerse. Las manos hacían un gran trabajo en hacerlo gemir, le tocaban sus caderas, y si espalda... Oh, definitivamente estaba en el paraíso, perdido en él.

-Pe-perdón -en un principio, no entendió esa acalorada disculpa, pero cuando su trasero rebotó contra la cama, y el chamán comenzó a quitarse el chaleco, entendió que algo iba a hacer.

-¿Qu-que está haciendo? -preguntó, entrecortadamente por tantas sensaciones que recorrían su inexperto cuerpo.

-Nunca te la has jalado, ¿no? Pues el experto en pajas te dará una lección completamente gratis -el sonrojo, si es que era posible, creció más.

-P-pero yo... -juntó sus dedos, nervioso. Se sentía expuesto, no podía pensar en mostrarle su cuerpo a otra persona, ya esos besos habían sido mucho. Sus inseguridades por su cuerpo estaban latentes, por lo que, no quería que Satoru viese su cuerpo.

-¿Ah? ¿No te sientes listo? -Gojō ya estaba de rodillas delante suyo, por lo que lo hizo sonrojar más, desviando su cara -... Mira, Yūji-kun, si no te sientes preparado, no te obligaré a absolutamente nada, menos si te sientes presionado. ¿Realmente quieres? -se acercó a él, con su sonrisa, esa sonrisa que tanto le gusta y quería.

-Mmm... Y-yo si quiero, pero... N-no me gusta, mi cuerpo -hizo varias pausas por la vergüenza, sin querer mirar esos bellos ojos de quien gustaba.

-Ohh~, ¿ese es el problema? Mmm, bueno, no te preocupes, cuando te enteres de que eres perfecto, te hago una, pero, si tu quieres, pero yo no a ti... ¿Por que no me haces una? -y se acostó delante suyo, mostrando su erección.

-¡¿Ehh?! -chilló, sin poder creerselo. ¿En serio ese ser tan amable, cariñoso, pervertido y sensual era real? Parecía un sueño, no podía creer que su problema sea resuelto tan fácil.

Avergonzado más que nunca, se agachó a la altura de su pantalón, abriendo el cierre con tanta vergüenza que Satoru sintió ternura. Respiró hondo antes de sacar el miembro, y se sorprendió al ver que era bastante grande. Se tapó la cara, sin poder hacer nada más que sonrojarse.

Ya superando un poco la vergüenza, pasó su mano por el latente miembro de su sensei, notando las venas de este (n/a: hora de escribir con una mano). Realmente no entendía como tenía tanto escondido, fácilmente eran 11 pulgadas. Subió de arriba a abajo la mano, y tan pronto como lo hizo, los gemidos comenzaron a surgir.

Más rápido, y más gemidos habían, ya casi no había vergüenza en la atmósfera tan caliente que había en esa habitación. Recordó lo que habían hablado de él sexo oral, por lo que la alocada idea de pasar su lengua por el falo no fue mala en su momento. No esperó sentir las desesperadas manos de su sensei hacerlo tragarse tal miembro de una, atragantandose.

Embestidas contra su pobre garganta era lo que pasaba, tuvo muy poco tiempo para tomar aire y poder soportar todo aquello, y, sin ningún aviso, Gojō se vino dentro de su boca, saliendo por fin de su cavilad. Gruñia y suspiraba, cansado, mientras que Yūji apenas y podía tratar de tragar todo el semen. Había sido mucho para él.

-¿..E-estás... bien? -preguntó, tratando de regular su respiración agitada por tanta cosa.

Itadori tosió antes de responder, haciendo que un poco de semen baje por su boca -. N-no sé... -tosió un loco más, con la garganta dañada.

-¡Oh, perdón perdón perdóoon! ¡No sabes cuanto lo siento, me dejé llevar! ¡Ven, toma agua! -se subió el pantalón lo más rápido posible, mientras llevaba a Yūji al baño para poder refrescar esa seca garganta.

A veces, Gojō podía ser bastante bruto.


Uhh, si así le dejó la boca, imagínense el ojete

❥︎¡𝑰𝒏𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒆𝒍𝒊𝒈𝒓𝒐𝒔𝒂𝒔! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora