La Historia de Onaconah

99 13 1
                                    

SHIKURO: UN CUENTO DE HADAS EN EL CARIBE

Por Inuma Asahi De

Traducido por Inuhanya

Disclaimer: La escritora es dueña de ninguno de los personajes creados por Rumiko Takahashi pero todos los demás desearían que sí. Todos los personajes originales o conceptos son de la autora Inuma Asahi De (a excepción de las figuras históricas).

-.-.-.-.-.-

-.-.-.-.-.-

Capítulo Cuarenta y Ocho:

La Historia de Onaconah

Inuyasha permanecía alto y silencioso frente al escritorio de un Capitán Bartolomé Roberts, el pirata más temido y rico de todo el Atlántico desde 1719. Actualmente, el Capitán estaba recostado en su silla mirando por la ventana con aire de arrogancia o al menos gran importancia que estaba haciendo sudar al mucho más joven (al menos en un sentido mental) Inuyasha. Ligeros zumbidos y gruñidos salían de su boca de vez en cuando mientras parecía debatir en silencio consigo mismo, sus ojos de color claro miraban hacia el océano, observándolo como si estuviera inspeccionando su imperio—para Inuyasha, bien podría haberlo estado.

Solo había pasado un día desde que Inuyasha había logrado salvar el barco del Capitán Roberts, dirigiéndolo hacia un laberinto de arrecifes que el barco que los perseguía había optado por no intentar abordar. Había sido una maniobra arriesgada pero que había dado sus frutos tremendamente. Pronto después, el Capitán había sido encontrado abajo con heridas menores en su cabeza, por lo que la tripulación pudo deducir, había sufrido alguna especie de caída durante una de las explosiones de cañón y al ser humano fácilmente había quedado inconsciente cuando cayó de una de las escaleras. Era algo que le podía pasar a cualquiera—a cualquiera de verdad.

"No estoy seguro de qué decirte." Murmuró Roberts después de varios minutos de desatar su escrutinio en el agua del océano. "Desobedeciste las órdenes—Myoga dijo que dejaste tu puesto." Miró a Inuyasha por el rabillo de sus duros y fríos ojos. "Tomaste el timón, un trabajo que nunca habías hecho antes." Su voz estaba comenzando a sonar más fuerte con cada palabra que pasaba mientras se giraba completamente en su silla apretando sus dientes mientras Inuyasha se alejaba lo más lejos posible sin parecer débil. "Casi matas a mi tripulación." Mordió la última palabra haciéndola sonar como si Inuyasha le hubiese puesto un cuchillo en la garganta a cada tripulante y los hubiera amenazado de muerte. "Condujiste mi barco hacia los arrecifes de Costa Rica." Se levantó estrellando fuertemente sus manos en el escritorio, gruñendo muy efectivamente a pesar de sus cuerdas vocales humanas. "Y!" Gritó mientras Inuyasha hacía una mueca y cerraba los ojos esperando el golpe mortal que destruiría su joven carrera en la piratería.

Pero ese golpe nunca llegó.

Lentamente, Inuyasha abrió sus ojos y miró a su Capitán que le sonreía gentilmente, de una manera que Inuyasha nunca antes había visto sonreír al hombre. "Capitán?" Susurró, su voz temblorosa, todos sus instintos estaban diciéndole que esto era una trampa, que debía huir o matar la amenaza antes de que pudiera matarlo. La razón humana fue lo único que le impidió tomar cualquier curso de acción.

"Eres un idiota." Dijo el Capitán Roberts con una sacudida de su cabeza pero con una enorme sonrisa en su rostro mientras se sentaba de nuevo en su silla. "Pero tu idiotez salvó todas nuestras vidas."

Inuyasha parpadeó sorprendido.

"Veo potencial en ti," asintió con la cabeza mientras hablaba, como si estuviera de acuerdo consigo mismo antes de que una extraña mirada cruzara su rostro y ladeara su cabeza. "De nuevo, cuál es tu nombre?"

SHIKURO: UN CUENTO DE HADAS EN EL CARIBEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora