One Of The Last Ones (49)

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Miedo. Temor. Dolor.
Aún nadie los encontraba, habían pasado unas cuantas horas y ella creía que eran como las seis de la tarde.

Preocupación. Temor. Desesperación.
Aún no los encontraban, había pasado una semana, pero él decía que debían aparecer.
Toda la maya peinaba la ciudad entera, pero nada aparecía, siquiera una pista. Él se dirigió hacia la presa hidráulica, si lo hubiera sabido antes no hubiese perdido el tiempo en lugares como la playa o las montañas.

Allí estaban....

- ¡Sof! ¡Mi peque! ¿Cómo estáis? ¿Estáis muy graves? - gritó con efusividad al verlos en el suelo, muy débiles.

- ¡Jack! - dijo entre lágrimas de felicidad, él lo había conseguido - Horacio está peor, yo puedo andar sola - respondió mirando con preocupación al chico que aún seguía desmayado en el suelo.

- Sube a la camioneta - ordenó, ella despacio lo hizo - Hijo... Hijo, no te permito irte. No te he ordenado que te mueras, así que despierta. Por favor, Horacio, no cierres los ojos, no aún - suplicaba en voz baja Conway, mientras dejaba al de cresta en la parte trasera para luego montarse él.

- Escucha, Jack. Todo lo que dije ese día no lo dije en serio. No creía que nos fueran a hacer esto. Simplemente no sé que me pasó y...

- No te preocupes, peque. Todo está bien ahora, lo importante es que estáis aquí - tranquilizó con una cálida sonrisa, aunque estuviera muriendo por la preocupación.

Con suavidad, colocó una mano en el muslo de la chica, intentando reconfortarla.
Ella solo dio un pequeño salto y alejó su pierna.

"¿Qué cojones?" se preguntó extrañado Jack.

¦---¦

- ¿Entonces están bien? - preguntó Volkov detrás del Superintendente, con Michelle a un lado suya.

- No hay de qué preocuparse, ambos están fuera de peligro. El señor Pérez presenta golpes en todo su cuerpo, la mayoría fueron hechos con un caño de metal, los más fuertes son los de su espalda y piernas, pero por suerte no le hemos detectado ninguna fractura.
En cuanto a la señorita Gutiérrez, ella no presenta tantos golpes, estos están concentrados en su espalda superior y sus pantorrillas, también podemos decir que fueron hechos con un bate de béisbol y con menos fuerza que los de Horacio - explicó con tranquilidad, la cual quería transmitir a los que tenía en frente, el médico que se había encargado de ambos chicos, mientras leía unas planillas.

Michelle y Viktor suspiraron aliviados.

- Doctor, ¿puedo hacerle unas preguntas? - cuestionó el pelinegro, en voz baja y, por lo que parecía, preocupado. El otro asintió y se alejaron del resto - Verá, Sofya es mi novia. Cuando la estaba trayendo hacia aquí coloqué mi mano en su pierna para tranquilizarla y ella se alejó de mí, con miedo. ¿Sabe a qué se puede deber eso?

- Mire, Conway, no podemos decir con exactitud si se ha generado un trauma debido a todo el maltrato o si esto ha sucedido por algo que no podemos identificar. Le hablaré a la jefa de psicología ahora mismo y diré que le haga un análisis lo más pronto posible. Pero no se preocupe, de seguro todo está bien...

¦---¦

- ¿Cómo te encuentras, Sof? - preguntó la mujer viendo con atención los comportamientos de la otra.

Estaba sentada en la camilla, abrazando sus piernas, presionándolas sobre su pecho. Evitaba que la toque.

- ¿Cómo está Horacio? - preguntó la castaña evadiendo totalmente el tema.

We All Are Broken - Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora