We All Are Broken - Jack Conway

Don't be nervous (8)

- Gustabo, ¿estás haciendo algo importante? - preguntó suavemente a través del móvil.

- No, estoy tirado en mi cama, pensando algunas cosas. ¿Por qué preguntas? - preguntó confundido.

- Necesito tu ayuda con algo, ¿podrías venir a mi casa lo más rápido que puedas? Intenta venir sin Horacio - explicó.

- En seguida estoy allí - acto seguido la llamada se cortó.

Voy a hablar con Gustabo sobre ya sabes que, no vengas. Luego te comento todo <3

Tecleó rápidamente en su móvil, para avisarle a Horacio sobre lo que estaría haciendo durante las siguientes horas, para que no se preocupara ni por ella, ni por Gustabo.

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- Enana, tanto tiempo. Ser una madera te ha comido la vida por completo, ya no tienes tiempo pa' mí - dijo apenas Sofya abrió la puerta, abrazando a la más pequeña.

- Yo también te extrañé, hermano - dijo correspondiendo al abrazo. Cuando se separaron de este Gustabo se sorprendió al ver el aspecto de la chica.

- ¿Por qué estás en modo psicóloga? - preguntó, entrecerrando los ojos.

Básicamente el "Modo psicóloga" era cuando Sofya se colocaba sus lentes, se amarraba el pelo en una coleta baja, con dos mechones de la parte delantera de su cabeza sueltos y se vestía lo más casual que podía, para no "llamar la atención".

- Siéntate, Gustabín - pidió señalando uno de los sillones que se encontraban en la sala - Vale, te voy a ser 100% sincera, ¿si? - el otro asintió - Horacio y yo estamos preocupados por ti, desde la vez que te fuiste a dormir demasiado temprano en nuestra pijamada sospechamos algo. Dime, ¿qué es lo que te ocurre? - preguntó suavemente, para no alterar al rubio.

- La verdad es que no lo sé. Simplemente sé que no me había sentido tan feliz en muchos años... Creo que este es uno de los pocos momentos en mi vida en los que me siento completamente bien. Tengo un montón de amigos, os tengo a ustedes, puedo hacer prácticamente lo que se me plazca. Por fin siento que tengo un lugar - susurró con una sonrisa, dejando que los que tenía guardado hace días saliese a la luz, incluyendo sus lágrimas de felicidad - Pero también sé que como el mundo me quiere ver jodido, muy pronto eso acabará, y no quiero que pase.

- No tiene porqué pasar si tu no quieres que pase. Yo ya te lo he dicho más de una vez, tienes que pelear si quieres algo, no te puedes quedar quieto viendo como todo lo que quieres se te escapa de las manos - dijo tranquila, mientras le limpiaba las lágrimas que recorrían sus mejillas - Además de eso, ¿qué sientes por Segismundo? - preguntó luego de unos minutos, cuando Gustabo estuvo tranquilo.

- ¿Por Segis? - Sofya asintió - Él es un muy buen amigo, y ya - explicó nervioso, la otra lo miró seria - No lo sé, simplemente me hace muy feliz. Me divierto mucho cuando estoy con él. Tal vez... No, no. Es imposible... Pero él... - dijo pensando en voz alta, pero sin terminar ninguna idea.

- Si, Gustabo. Te gusta. Nunca vi que estuvieras tan emocionado con hacer un amigo como con él. Te hace reír siempre, por lo que me dice Horacio. Está siempre contigo y confías mucho en él - explicó con una sonrisa, sin embargo en el rostro del otro se reflejaba el miedo - ¿Sabes? El amor es una de las cosas más lindas que he conocido. Y sé que vas a sentir miedo, siempre creíste que eras asexual. Pero en realidad no había llegado la persona correcta, y yo creo que Segismundo lo es, así que no lo dejes escapar - recomendó aprovechando que estaba a su lado para pasar su brazo por encima de sus hombros.

- Si, si. Lo voy a ir a ver, ¿me quieres acompañar? - preguntó ilusionado.

- Tengo turno en unas horas. Pero ve tú, es tu momento de brillar - dijo con su característica sonrisa, luego abrazó a su hermano - Sé tu mismo, estoy segura de que a él también le encantas - se despidieron con un beso en la mejilla y Gustabo se fue.

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Rápidamente preparó unos veinte refuerzos de pan francés con jamón y queso. Desde que Conway y Sofya tuvieron esa pequeña disputa, hace ya un mes, a la chica se le hizo costumbre preparar la cena para Volkov y Conway, pues si por ellos fuera, no cenarían.

Guardó todo lo que iba a necesitar en la mochila que siempre usaba. Se amarró el pelo y comprobó todas las ventanas y puertas estuviesen cerradas. Luego salió de su casa, cerró con llave la puerta principal y comenzó a caminar hacia su trabajo.

En este último tiempo se había relacionado bastante con los comisarios Greco, Volkov e Ivanov, al igual que con Torrente. Se podría decir que habían llegado a formar un linda amistad. Ella ya no se ponía nerviosa estando con ellos y hasta bromeaban juntos de vez en cuando, en los momentos que no estaba el Super.
Con el último no hubo casi ningún cambio. Tal vez, lo único que había cambiado fue que él no le hablaba tan mal. Y ella se sentía especial de alguna forma, solo a ella la respetaba de esa forma.

- Buen día, chicos - saludó a penas entrar al vestuario y ver a los 4 chicos con los que tenía confianza hablando allí - ¿Cómo estáis? - preguntó amable.

- Muy bien, ¿y tú, pequeña? - respondió Ivanov, yendo a abrazar a la chica.

- Yo estoy genialmente genial - dijo, mientras saltaba para abrazar al más alto. Luego hizo lo mismo con los otros 3 - ¿Qué hacéis los cuatro aquí? - preguntó al darse cuenta de que estaban muy tranquilos, sin preocuparse por su superior.

- El Super está de buenas hoy, dijo que podíamos descansar cinco minutos - ante lo dicho por Torrente la chica se sorprendió - Nosotros tampoco sabemos qué pasa, parece estar decaído por momentos y por otros muy feliz. A saber que mosca le ha picado - explicó, todos rieron excepto Volkov.

- Este sabe algo, tío. Por algo no se ha reído. Anda, cuenta ¿qué... - hablaba Greco, pero se vio interrumpido por otra voz.

- Sofya, ¿puedes venir conmigo? - preguntó serio desde la puerta, esta se dio vuelta y le miro asombrada. Asintió y comenzó a caminar detrás de el otro.

- Joder... ¡Suerte, Sof! ¡No estés nerviosa!

***

Holaaaa, buenas. ¿Cómo andan?
Les dejo otro capitulín por acá. ¿Qué le dirá el Confleis a nuestra pequeña?
Gustabo ta chikito.
¡Díganme qué les parece en los comentarios!
XOXO, Kmi <3