Desde que te fuiste todo es oscuro. Oscuro como la noche, como lo mas profundo y oculto del océano, como el cosmos, sin luz y helado. Todo es oscuro, oscuro como tu pelo.
Las mañanas se me hacen infinitas sin ti. Ya no despierto antes para abrazarte por la cintura y atraerte a mi cuerpo. Ya no te despierto en las mañanas, ni abro las ventanas cuando llevo el desayuno a la cama, lo que por cierto, tampoco hago.
Aunque a veces mi mente olvida que te has marchado y estiro mis brazos aún con los ojos cerrados buscando el suave y tibio tacto de tu piel morena, deseando encontrarte, o tus carnosos labios rosados que mordias inconscientemente cuando me encontraba cerca de ellos.