Hoy al salir he olvidado desayunar y también me he dejado tu sueter.
Para mi suerte, ha sido un día soleado y no le he necesitado.
Estuve tan ocupada hoy en clases que no he pensado en ti. Y eso, eso me alegra.
Me alegra que no hayas nublado los rayos de sol que tanto necesitaba y he vuelto a sonreír.
Creo que no te lo había mencionado, pero he vuelto a clases. Tenía la vaga esperanza que la matemática, la geometría y personas nuevas me hicieran olvidar tu ya borroso rostro. Y si que ha funcionado.
...
Por lo menos hasta que Julie entro por la vieja y demacrada puerta de madera desteñida llena de rayones y garabatos.
Se sentó detrás de mi y me miro fijamente por horas. Lo sé porque podía sentir sus ojos marrones rompiendome el cuello. Esos ojos cafés redondos y oscuros, nada parecidos a los tuyos, pero que a la vez gritaban tu nombre.
No lo he soportado y he huido del salón sin escuchar a nadie.
Simpre temí que me dejaras por alguien mejor que yo. No se si eso hiciste, pero lo cierto es que ya no estas. Me has dejado.