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6. Un corazón roto también puede ser cupido.

Necesitaba tiempo para sí mismo.

Por eso no dudo un solo segundo cuando sus padres le contaron de ese extraño viaje, Seunkwan y Vernon lo acompañaron mágicamente. Sabía que Jeonghan les había dicho, sin embargo se reservó todos los comentarios.

— ¡Wow! —exclamó el menor de los tres mientras pisaban los suelos de la ciudad del amor, como era conocida. París siempre les había parecido reluciente, por lo que se alegraban de estar ahí.

Unas chicas pasaron cerca del más alto con sus mejillas teñidas. Hablando y murmurando acerca de lo lindo que Chwe era, Seungkwan frunció su ceño enrollando su brazo alrededor del de su novio de forma posesiva.

— Tranquilo. —Vernon le susurro sin mirarlo mientras le dedicaba una sonrisa a las extranjeras. El menor sintió su ser decaer, como casi siempre sentía cuando estaba con su novio.

Joshua noto esto, frunció el ceño. Jaló a Seungkwan a su lado, despegandolo de Hansol, pasó sus brazos por encima de los hombros del menor mientras caminaban a una velocidad más acelerada que antes.

El estadounidense pareció no comprender, se encogió de hombros y en menos de lo que esperaba estaba siendo arrastrado por las mismas chicas de antes.

[...]

Se dejó caer sobre la cama con poco cuidado por si se lastimaba. Sus nudillos estaban lastimados, probablemente si no se hubiera agredido a sí mismo en aquella práctica de boxeo con el árbol de su jardín, esto no hubiera pasado.

Pero no es como si estuviese arrepentido. Sentía una satisfacción, o mejor dicho, una reducción de culpa ante esto. Sentía que merecía tener todo su cuerpo lleno de moretones.

Jeonghan se giró un poco quedando con su vista en dirección a la pared, de cierta form los golpes lo desahogaban pero sabía que estaba mal lo que hacía. Aún así no quería parar.

A este paso sus nudillos quedarían hechos pedazos, sintió a alguien entrar en su habitación. Poca importancia le dio hasta que esté lo giró y sin mediar palabra alguna se dirigió a sus maltratadas manos, curandolas con tal delicadeza que sintió unos deseos enormes de llorar.

— Seungcheol.

[...]

Los gritos se escuchaban hasta su habitación. Pensaba que era una buena suerte el hecho de que sus padres no estaban o de lo contrario hubiesen echado la pareja a la calle.

Hansol no era la clase de novio mimoso, mucho menos alguien que demostrara sus sentimientos hacia el menor con gran facilidad, su actitud extrovertida combinada con ese aura fría y picaresca eran lo que había llamado la atención de Boo en él.

— Se acabó. —pudo escuchar la voz de Seungkwan quebrarse— ¡Terminamos! ¡No te soporto más!

Hubo un silencio en la sala por un largo rato, nada además del llanto del menor se escuchaba. Pronto la puerta fue azotada, supuso que Vernon se había ido. Joshua salió de la habitación dirigiéndose directamente hacia el menor, envolviendolo en sus brazos.

— Seungkwan... —susurro acariciando levemente el cabello del menor.

— Ve tras él —murmuró— seguro te necesita más que yo.

El mayor lo miró unos segundos mientras ideaba un plan en su mente.

[...]

Arrojó una piedra al agua la cual rebotó más misteriosamente sobre esta llegando más lejos de lo que pudo haber pensado, se sentía patético.

— ¿Estás llorando? —se giró para divisar a Joshua con una sonrisa en su rostro y dos refrescos en sus manos.

La noche parecía ser larga para ambos chicos mientras observaban la hermosa —pero a la vez triste— vista que el lago les proporcionaba. La Torre Eiffel se observaba a lo lejos, siempre tan brillante.

— Sé que no soy un buen novio —el rubio tomó la iniciativa para hablar—, probablemente soy el peor del mundo —se rió de sí mismo mientras el mayor solamente se dedicó a escuchar—. Pero en ningún momento le he sido infiel, nunca en la vida. Si quizás todo lo que hago hace parecer lo contrario, pero nunca le he faltado el respeto a nuestra relación.

— Existen diversas formas de hacerlo, no solo una infidelidad. —el menor guardó silencio— ¿Por qué te gusta Seungkwan, Vernon?

El estadounidense rió un poco ante esto. Guardando silencio unos segundos, tomó una piedra lanzándola al agua nuevamente.

— Fue cuando recién entré al instituto. Por ser nuevo, estás en una clase de guerra de la cual desconoces por quien sobre quien debe estrenarte primero, más aún si eres extranjero y llamas mucho la atención. Estaba tan harto de todo eso, pero él era diferente en cierto modo. Su ser era tan inocente que estando junto a él me sentía cómodo, sentía esa especie de tranquilidad y complemento en mi.

— Y te enamoraste. —Joshua sonrió, Hansol asintió feliz.

— No supe en qué momento, simplemente descubrí que me encantaba ese pequeño y adorable chico que llegó a mi vida cuando nadie parecía acercarse a mí con una intención que no fuera encarcelar mi cuerpo contra la pared.

— ¿Por que no se lo dices? —el menor negó.

— Perdí mi oportunidad.

— Bueno, alguien desde la Torre Eiffel ha escuchado todo a través de una llamada —el mayor sacó su celular de su bolsillo mostrando la llamada en curso para sorpresa del menor— y estoy seguro de que querrá escuchar todo lo que acabas de decir en persona.

El menor sonrió, Joshua le hizo una seña con su cabeza para que se fuera, cosa que Vernon no tardó en hacer.

Si bien no era el novio romántico, al menos había avanzado un poco. El celular de Hong vibró.

|Choi Seungcheol🌟|

¡Heridas curadas, capitán!

Gracias...

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