solo una salida

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La peliazul recorría los pasillos de la  mansión buscando con la vista a su hermana, que brillaba por su ausencia. frustrada frunció ligeramente el seño, y voltio para otro lado. Ese gesto no paso desapercibido por parte del hombre pelirrojo que caminaba a su lado.  

- ¿Buscas algo? - el pelirrojo era muy observador, y desde hace rato estaba observando discretamente a la peliazul - Desde hace rato veo que buscas algo. 

- Solo es que no encuentro a mi hermana, n-no importa, debe de estar entrenando - la peliazul trato de relajarse, pensando en otra cosa, recorrió con la mirada las paredes tapizadas con elegantes decorados, pasando por el suelo de madrera que estaba inmaculadamente limpio, por ultimo su mirada se poso en el alto hombre que caminaba a su lado.

Anteriormente no se había tomado el tiempo para observarlo detenidamente, ver cuanto había crecido. Se veía mas relajado, ya no tenia la misma mirada sombría de antes, aun que seguía conservando esa aura algo reservada. Su cabello seguía siendo de un rojo carmesí que contrastaba con su piel pálida, sus facciones eran mas masculinas, pero delicadas a la vez suaves como si hubieran sido esculpidas delicadamente con tanto detalle y precisión que cada rasgo quedara perfecto. 

 Hinata debió la mirada avergonzada, no querida verse como una rarita si lo miraba por mucho tiempo.

- ¿S-sabe lo que me espera después de la boda? - la peliazul tenia la noción de algunas cosas pero quería que el se lo dijera.

El pelirrojo suspiró, no quería asustarla, pero ella tenía el derecho a saber la verdad.

- Tendrás que venir conmigo a la aldea de la arena, vivirás en mí mansión rodeada de lujos con personas que aran todo lo que tu desees, yo estaré atendiendo mis labores como el kazekage mientras tu podrás disfrutar de una vida libre del clan hyuga. 

A pesar de que eso sonaría fantástico para otras personas, para la peliazul era una vida que no quería vivir, lo único que deseaba era quedarse junto con sus seres queridos, la vida que le estaba proponiendo el hombre era una vida muy solitaria. La ojiperla guardó silencio al igual que el pelirrojo.

♡♡♡

La peliazul se miraba atentamente, el espejo reflejaba a una novia en todo el sentido de la palabra. Desde el vestido blanco echo con las más finas telas, hasta el gran velo, que se posaba desde su largos cabellos azulados, hasta su blanca y terso piel.

Por alguna razón, esa imagen no le gustaba, simplemente no era ella.

A pesar de ahora saber que la boda era solo una farsa. Seguía acomplejada con la idea, no quería irse de su hogar, dejar a todo lo que una vez conoció, sus amigos, hermana, su equipo, que los consideraba ya como unos hermanos para ella. Todo eso la hacía quien era, y ahora que no iban a estar, no se sentira completa.

Lágrimas salieron de los ojos perlas. Por más que quisiera no casarse, no tenía opción. Era algo de solo una salida y eso era más que obvia, pero aunque fue obvio iba contra su naturaleza.

Si no lo hacía era probable que la que tendría que pagar el predio sería su hermana, además que sería expulsada  del clan y obligada a alejarse de su hermana, ya que no sería un miembro del clan Hyuga.

Así que no le queda otra opción más que seguir con la boda.



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Una esposa para el kazekage | GAAHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora