impotencia

952 85 5
                                    

Hinata caminaba por la aldea, buscando a la distancia, esa singular cabellera rubia. La peliazul, sostenía entre sus manos, una pequeña carta roja. Que ella avía escrito horas antes. Ese pequeño papel doblado Contenía sus más profundos sentimientos, los más intensos y profundos sueños. Que esperaba poder confesar desde hace años, pero hasta ahora se animó a hacerlo.

Siempre lo retraso, pensaba que todavía tenía tiempo o que era muy pronto. Apresar de llevar años enamorada de la misma persona, tenía miedo a el rechazo. Pero está vez no podía salir corriendo. Estaba a punto de casarse y no podía hacer nada para evitarlo.

De pronto un pensamiento le pasó por la mente.

¿Cómo reaccionara Naruto?

- Quizá me rechace - dijo con miedo, pensando en la peor situación posible.

"Naruto es demasiado amable como para rechazar a alguien de una manera grosera, probablemente me diga amablemente que no siente lo mismo"

- O, sienta lástima por mí... - dijo cabizbaja, apretando la carta entre sus manos - Y aún que el sienta lo mismo... - mordió su labio inferior - no podemos estar juntos - su familia haría hasta lo imposible para separarlos. El clan realmente necesitaba esa alianza, y Hiashi era el encargado de hacer que se concluya.

Saltaba por las ramas de los árboles, en dirección al campo de entrenamiento siete. Esperaba poder encontrar ahí a Naruto. 

Después de buscar por un largo rato se dio por vencida y volvió por el camino por donde vino  

♡♡♡

Habían pasado tan solo unas horas desde la platica con su padre, y la incertidumbre y el pesar en el corazón de la castaña, no había mejorado. Se sentía culpable, no podía hacer nada por su hermana. Y lo que más le frustraba era la actitud de su padre, ¿Cómo podía ser tan frío?, después de todo era su hija la que se iba a casar con un desconocido.

 Ese hombre no tiene corazón. Unos golpes en la puerta de su habitación la distrajeron de sus pensamientos.

- ¡Hanabi-chan! - una voz que le resultaba conocida, gritaba tímidamente detrás de la puerta esperando pacientemente a la castaña. En estos momentos no sabia como mirar a su hermana a la cara, y sobre todo después de haberle fallado. - ¿Hanabi-chan estas ahí? - preguntó, pensó por un momento en usar su doujutsus, y ver si su hermana se en contrataba en su habitación, pero rechazo la idea de inmediato. 

Y cuando estaba a punto de retirarse, la puerta se abrió, revelando a la joven castaña que la miraba apenada. 

- Puedes pasar Neesan, lamento haber demorado tanto - dijo cabizbaja, lo que extraño a la mayor, ya que su hermana siempre la recibía con una gran sonrisa.

- ¿Pasa algo Hanabi-chan? - su instinto de hermana mayor le decía que le sucedía algo muy grabe a su no tan pequeña  hermanita.

La castaña se quedo divagando entre hablar y quedarse callada, pero después de un par de minutos y unos leves suspiros de su parte decidió decirle la verdad. 

-  Neesan... - pausó - Hoy hable con nuestro padre sobre tu compromiso - la peliazul abrió los ojos como platos, lo ultimo que quería era involucrar a su hermana en este problema, y conociendo a Hanabi no se conformaría con un "No" de parte de su padre. Hanabi era una mujer obstinada, que intentaría todo, hasta lo imposible  para conseguir sus objetivos, esa era una de sus mayores cualidades y defectos de su hermana.

- ¿Y-y que te dijo? - pregunto con miedo, ya que de el que estaban hablando era de su padre. Otra persona que no se conforma con un "no" por repuesta, y mas si se interponía e sus objetivos. Sin duda su padre y su hermana eran muy parecidos.

Una esposa para el kazekage | GAAHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora