yo te cuídare...

666 67 12
                                    

Un gran grito se dejó escuchar En todo el capo de entrenamiento ocho, realmente incluso el azabache de lentes se mostraba sorprendido, jamás se ubierá esperado algo así. El que más mostraba su sorpresa era el ninja castaño que había formado una perfecta "O" con su boca, para luego quedar en estado de shock.

Las expresiones de sus compañeros le causaron un poco de gracia a la peliazul, sacándole una leve risita, amenizando un poco el ambiente que realmente era necesario en esa situación tan estresante.

El chico pelinegro se recompuso antes de su compañero, y parecía querer decir algo pero fue interrumpido por el castaño.

- ¡¿Gaara de la arena?! ¡El mismo loco de los exámenes! - el castaño no podía creer el nivel de locura al que podían llegar los líderes de clan Hyuga, en lo que a él restaba, ese hombre era un asesino, y solo por qué ahora era Kazekage no significaba que lo que hizo en un pasado se haya borrado. No quería imaginar a su amiga y compañera viviendo con ese mounstro.

- G-gaara-sama no parece ser tan..

Kiba no la dejo terminar, no quería escuchar esas palabras salir de la boca de la peliazul.

El castaño agarró la muñeca de la peliazul, jalando la con algo de fuerza, dispuesto a irse de ahí con ella. Pero cuando estaba a punto de salir corriendo con la peliazul, su hombro fue apretado, era el azabache, que lo detenía para que no comenta  ninguna estupidez.

- kiba, no creo que eso sea buena idea - dijo con el mismo tono de voz calmado y hasta sierto punto frío, pero que seguía teniendo sierto toque de angustia y preocupación.

- ¡me importa una mierda si es buena idea o no! Vámonos Hinata... - el inuzuka estaba dispuesto a salir con la peliazul, pero ella no se movió, el seño de el castaño se frunció, ante el comportamiento de la peliazul.

- ¡Hinata, no me digas que estás de acuerdo con todo esto! - la nombrada gacho la mirada, tapando con su copete los ojos perlados. El castaño no podía creer ésto.

- k-kiba-kun... Tengo que hacer esto por mi hermana - la voz de la peliazul sonó con decisión, ella agarró todas las fuerzas que tenía para hacer le frente a su compañero.

- si no lo hago yo, tendrá que hacerlo mi hermana, y no me lo perdonaría... -
la voz de la castaña se quebró, dejando ver todo lo que estaba guardando dentro de si. La expresión de el castaño se relajó un poco, ahora se podía ver un poco de tristeza en su rostro, por todo con la que tenía que cargar la joven mujer.

"Es una mierda que ella tenga que pasar por ésto"

La peliazul era la persona más compasiva y empática, que él en toda su vida avía conocido, podía sentir algo de empatía hasta por el ser más repugnante del mundo, era una alma pura que solo podía ver lo bueno de las cosas. Pero lastimosamente este mundo era más horrible cuando no lo veías desde la perspectiva de los ojos perla. Y la situación en la que se encontraba su compañera en ese momento era prueba de ello. Ella asumía la responsabilidad para que su hermana pudiera continuar con su vida, ella se sacrificaba por su hermana. No sabía cómo un ser tan bueno como ella, pudo llegar a parar en esa horrible familia, como lo era el clan Hyuga.

Abeses quisiera que ella pudiera obtener su felicidad y una familia que realmente sea merecedora de su persona. Pero ahora era casi imposible.

El castaño atrapó entre sus brazos la figura de la peliazul, apretándola entre sus brazos. Ella correspondió el abrazo.

- Te prometo que encontraré la forma de sacarte de esta situación.

Los dos permanecieron así por unos minutos hasta que un carraspeó de su compañero los obligó a separarse.

- Hinata, yo y kiba encontraremos la forma de ayudarte.

La ojiperla dibujo una dulce sonrisa, sus ojos se encontraban cristalizados por las lágrimas que amenazaban por salir, ella limpio sus ojos con el dorso de su mano - gracias chicos...-

♡♡♡

Dos hombres enmascarados saltaban entre las ramas de los árboles, había pasado poco tiempo desde que salieron de la aldea pero ya casi llegaban a su destino.

En uno de los hombros de uno de ellos, se encontraba la castaña, aún inconsciente.

Los rayos del sol empezaban a molestarla, logrando que poco a poco recupere la conciencia. El camino era silencio, así que pudieron escuchar perfectamente como poco a poco la castaña despertaba.

- ¡hola dormilona! - una alegre pero suave voz la termino de despertar, para darse cuenta que estaba inmóvil siendo cargada por alguien - pensábamos que no ibas a volver a despertar, nos empezábamos a preocupar ¿No es así sô? - el nombre solo emitió un gruñido.

- ¡quien mierda son! Será mejor que me suelte ahora mismo o...-

- ¿O... Que Hanabi - sama?, ¿Su padre nos castigará? - finalmente el castaño habló, pero solo lo hizo para recalcar quien era el que mandaba ahora - no me hagas reír!...- el castaño soltó una carcajada provocando la ira de la castaña, que se retorcía tratado de escapar.

- ¡Hey! !Quieta! - créeme que no te queremos lastimar, es lo último que queremos hacer.

- Dilo por tí, si sigue así, no dudaré en...

- tranquila no dejaré que haga nada.

La castaña aún confundida, y irritada por la actitud de que parecía llamarse sô, trataba de concentrar la mayor cantidad de chakra en sus manos pero algo se lo impedía, sis puntos de chakra estaban serrados.

- No pierdas el tiempo intentándolo, cerramos tus puntos de chakra, no podrás hacer nada hasta que nosotros lo querramos - la ojiperla se resignó, y comenzó a analizar la situación. Lo último que recordaba muy difusamente era ver cómo dos en más arados entraban a su habitación.

Con los puntos de chakra serrados y sin saber en dónde exactamente está, se encontraba en clara desventaja, su única opción era huir cuando estuvieran distraídos. El combate no era un opción, estaba en clara desventaja.

Tenía que mantener la calma y no bajar la guardia. Y sobre todo esto, tenía que llegar a tiempo para ayudar a su hermana.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 22, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una esposa para el kazekage | GAAHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora