4. La almohada.

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-Tony por favor -suplicaba el Capitán.

¿Cómo es que lo había llegado a dónde estaba?.

Lo recordaba como si fuera ayer aunque hubieran pasado un par de semanas.

Recuerda haber dejado a Tony adolorido por todos lados por las mordidas y en su mayoría, agarres fuertes y bruscos.

Pero es que no podía hacer nada si Tony genia su nombre de la manera tan sensual que la hace, le pide más y pues realmente aunque quisiera parar no lo haría.

-Tiny, abre -volvio a suplicar.

Desde adentro del taller que se volvió su habitación temporal, solo lo ignoraba.

El castaño pensaba que si Steve fuese un perro, sería un cachorrito con las orejas bajas y la cola entre las patas. Semejando su estado de ánimo: triste.

-Jarvis por favor dile que no quiero verlo. No hasta que pueda controlarse a sí mismo y no quiera que lo deje dormir en el sofá por unos meses -pidio soltando un suspiro.

La IA acato las órdenes.

Steve desde a fuera suspiraba por milésima vez. Bajando la cabeza.

Se sintió más triste por el rechazo de su pareja Incluso de un beso o un abrazo.

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-Dios Steve -jadeo el genio.

No pudo negarse a la ofrenda de paz de su pareja.

Un par de cajas de donas y café.

De un beso pasaron a dos, luego a tocarse por sobre la ropa. Y finalmente terminaron en la cama sillón del taller.

Pero Steve solo estaba dando masajes en su cuerpo, sabía que esto solo sería el inicio.

-Tony -llamo.

Estaba tan concentrado en los suaves y deliciosos masajes en sus piernas, espalda y hombros que no se dió cuenta que estaba completamente desnudo. Pero no pareció importante porque solo se dejó llevar por esas manos de su pareja.

-¡Steve! -gimio fuerte al sentir la lengua intrusa del rubio.

Mentiría si dijera que no lo deseaba pero eso fue inesperado.

Se sentía muy bien.

El Capitán amasó los glúteo del genio. Hundió su lengua en su interior.

Tony lo único que hizo para no gritar fue tomar la primer almohada que tenía al alcance y la mordió.

Su mandíbula se mantenía firme, aferrándose en la mordida.

Se sentía terminar con solo la lengua de Steve.

Pero era inevitable porque tocaba todo lo que esa magnífica lengua alcanzaba.

Acercó su mano derecha a su pene erecto y comenzó a masturbarse.

Dejándose llevar por el vaivén de la lengua en su interior y de los espasmos post orgásmicas.

Siguiendo el hilo de su placer, termino viniéndose en las sábanas.

Alzó más su tracero hacia Steve para que los estragos del orgasmo lo dejarán flotando en una nube de placer.

El rubio saco su lengua viendo el rostro de su pareja, sus ojos un poco dilatados y esa mirada de deseo total apenas prendido lo hicieron sonreír.

No dijeron nada. Se quedaron así un rato. Después de esto lo harían cuidadosamente para que Tony no terminará lastimado.

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Jimmy 🦄

Cinco cosas que exitan a Steve Rogers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora