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– Lo siento, Seol. Hoy no creo que pueda.

– Oh. – dijo ella simplemente ajustando el asa de su mochila sobre el hombro – N-No pasa nada.

Casi percibí tristeza en sus ojos, mas la castaña sonrió y volvió a hablar.

– De todos modos, estudiar todos los días puede ser agotador. Podemos estudiar otro día. Mamá querrá que la ayude con algo en casa. Hasta mañana, Kim Namjoon.

Seol habló casi atropellando las palabras con una sonrisa en el rostro, y una vez terminó, se dio la vuelta sin escuchar lo que quería decirle. Fue un impulso.

Pretendía agarrar su mochila para detenerla, no su muñeca. Creo.

Su cuerpo se giró un poco y observó mi mano en su brazo. Yo también lo hice. Me quedé mirando la unión hasta que la sentí levantar la mirada a mi rostro.

¿Por qué se veían sus ojos tan grandes y sorprendidos cuando lo hizo?

– Debo ir a un lugar hoy, y no voy a regresar temprano para estudiar. – dije y dejé escapar una sonrisa – Pero mañana sí. Mañana nos veremos en mi casa para hacerlo.

La castaña frunció el ceño y ladeó la cabeza interrogante.

– Eso sonó sugerente, Kim Namjoon. – señaló y sentí el aire atascarse en mis pulmones

– ¡No! – exclamé tal vez llamando la atención de dos o tres estudiantes que también salían por el portón de la institución – Para estudiar. Solo estudiar. N-No quise decir... N-No fue eso lo que...

Pero la risa divertida de Im Seol me interrumpió.

– Era una broma. – habló entre risas – Es muy fácil ponerte nervioso.

– No estoy nervioso. – me defendí

– Solo sonrojado. – y volvió a reír – Haz lo que debas hacer, Nam. Nos vemos mañana.

– Vale.

– Vale. – respondió, mas no se movió

– ¿Pasa algo? – inquirí y la vi sonreír otra vez, tal vez podría acostumbrarme a verla así de feliz cada día

– Nam, creo que debes devolverme mi brazo para que me marche.

Justo en ese momento recordé que mi mano aun envolvía su muñeca. Idiota, Kim Namjoon.

– L-Lo siento. – dije y la dejé ir con un cosquilleo en mis dedos para verla llevar su mano izquierda a donde la había sujetado

– Nos vemos mañana.

Esperé a que se alejara un poco en la dirección que tomábamos juntos cada día mientras ponía los audífonos en sus oídos. Cuando la perdí de vista, tomé la dirección opuesta y crucé la calle para tomar el autobús al otro lado. Por suerte no demoró mucho en llegar, así como no tomó mucho tiempo en dejarme en mi destino.

Caminé por las calles conocidas que hacía tiempo no frecuentaba y subí los escalones que me guiaban a la entrada del lugar.

– ¿Namjoonie? – preguntó la señora Lee desde el recibidor de la entrada y salió de detrás del escritorio para caminar hacia mí

– Buen día, señora Lee. ¿Ha estado bien? – pregunté con una sonrisa que recibí de vuelta de inmediato

– ¡Namjoonie! Todo ha estado bien. Hace mucho que no te veía por aquí.

– He estado ocupado con la escuela.

– Por supuesto que sí. Nuestro Namjoonie siempre ha sido un buen estudiante con un futuro prometedor.

Moonchild [K.NJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora