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Cuando terminamos la práctica de baile eran casi las siete de la noche. Algunos de los chicos decidieron marcharse a casa directamente, mientras que Yoongi y yo, como sabíamos que nos quedaríamos hasta más tarde trabajando en el estudio, pasamos por los vestidores y nos dimos un baño antes de cambiarnos de ropa.

Con el cabello húmedo salí de la ducha y me vestí con unos shorts pesqueros, una camiseta blanca y las mismas zapatillas deportivas que usaba para las prácticas. El sonido del agua cayendo se detuvo y segundos más tarde Yoongi salió de su ducha con una toalla envuelta alrededor de la cintura dispuesto a vestirse también mientras yo aún me ataba las agujetas de los zapatos.

— Así que... – su voz quedó suspendida en el aire cuando hizo una pausa, acompañada de un ligero eco, producto de lo vacío que se encontraba el lugar – Seol, ¿eh?

Miré a Yoongi y sonreí vagamente, dejando salir un suspiro al final.

— Pues Seol. – dije y miré a mi amigo, quien ya se estaba poniendo una sudadera negra sin capucha – Se ha vuelto un tema recurrente en mi cabeza últimamente.

— ¿Cuándo te enteraste? No lucías nada sorprendido, a diferencia de Hoseok y yo.

— Desde que regresamos de Japón. – respondí e hice una pausa – Nos encontramos en el elevador por casualidad. Fue una gran sorpresa.

— No digo yo. Está preciosa.

Fruncí el ceño y miré de nuevo al pelinegro, ladeando la cabeza. Sin embargo, Yoongi solo se carcajeó. Se estaba burlando de mí.

— Tenía que haber grabado tu reacción para enseñársela a Hoseok. – dijo aun entre risas

— No me hace ninguna gracia. – respondí y me puse de pie dispuesto a recoger mis cosas – Le diré a Hajin que andas por ahí mirando a otras chicas.

— Solo estaba molestándote. Y tengo ojos. No está mal que reconozca cuando alguien es lindo. ¿O te molesta porque se trata de tu primer amor?

— ¡¿Qué cosas dices, hyung?! Déjate de tonterías.

— Hey, que no pasa nada. Es normal si te afecta. Los humanos somos posesivos por naturaleza.

Me puse la mochila con mis cosas al hombro y caminé en dirección a la puerta.

Antes de salir, me volteé y le di una mirada a hyung, quien mantenía esa expresión divertida que me estaba sacando de quicio en su rostro.

— No tengo derecho a ser posesivo con alguien que está comprometido y listo para casarse.

Su expresión cambió de inmediato al asombro, abriendo mucho los ojos y dejando caer la barbilla. Una reacción normal, supongo.

— ¿Qué? ¿Se va a casar? Minho hyung no dijo nada. Ni tampoco que Seol regresaba, y menos que lo haría para trabajar con nosotros.

— No tendría por qué hacerlo. Nosotros nunca más volvimos a tener contacto con Seol después de aquel viaje a Los Ángeles. Es normal.

— Como digas. Pero de todas formas, creo que debería habernos dicho algo. Para nosotros, Seol no es una desconocida.

(...)

Las oficinas del edificio se fueron quedando vacías poco a poco mientras los trabajadores se marchaban. Había agradecido a Jin hyung que antes de marcharse pasara por mi estudio para dejarnos a Yoongi y a mí algunos paquetes de ramen, dos vasos de café y botanas, ya que nosotros nos quedaríamos un rato más en la agencia y no llegaríamos a casa para la cena.

Moonchild [K.NJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora