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Escuché el sonido del timbre desde afuera y apresuré el paso, casi tropezándome con mis propios pies al cruzar los portones del instituto. Iba tarde. Otra vez. Genial.

Saludé fugazmente a una profesora que estaba en la entrada y corrí hacia las escaleras, subiendo los escalones de dos en dos al ritmo de la música en mis audífonos. Cuando llegué al segundo piso sentí la fuerza abandonar mi cuerpo y tuve que limitarme a subir el resto del camino con calma si no quería perder un pie.

Abrí la puerta de mi salón y la vista de todos se clavó sobre mí, incluyendo la del profesor de Matemática.

– Im Seol, – dijo e hizo una pausa para ajustarse los lentes sobre el puente de la nariz – ¿siempre llega tarde o es solo a mis turnos de primera hora los viernes?

– Oh, no, no, no, profesor. – respondí con la respiración aun agitada – No es nada personal. Es algo de casi todos los días.

Negó con la cabeza y frunció los labios, arrugando aún más su rostro antes de hacer una seña con la cabeza indicándome que pasara. Hice una leve reverencia y cerré la puerta detrás de mí.

A diferencia de otros días, donde el rojo de los Converses de Namjoon llamaba mi atención al entrar al salón, eso no ocurrió. Su puesto estaba vacío, así que mientras caminaba hacia mi asiento escudriñé el aula buscando a mi amigo de lentes, pero no estaba.

Sus libros no estaban, y su mochila tampoco. En los meses que llevábamos de clases, Namjoon nunca se había ausentado, por lo que me pareció demasiado extraño.

La clase terminó y comenzó la de Lengua, y ni rastro de Namjoon. Le había enviado un mensaje y no había contestado. Durante el cambio de turno había marcado su número, pero estaba apagado. La hora pasó, y por fin, la profesora había dejado de hablar sobre reglas gramaticales. Me puse de pie y fui tras ella para detenerla en el corredor.

– ¡Profesora Kang! – la llamé y se volteó

– ¿Sí, Im? – preguntó

– ¿Usted sabe el motivo de la ausencia de Kim Namjoon?

– Tenía turno en el oculista temprano esta mañana. No debe de venir por el resto del día.

– ¿En el oculista? – pregunté frunciendo el ceño

– Eso he dicho.

Mi mente se quedó en blanco por unos segundos no sabiendo qué pensar. Namjoon usaba lentes sin graduación porque realmente no tenía problemas en la vista. Y entonces recordé.

Corrí de regreso al salón y recogí mis cosas para ponerme la mochila sobre el hombro derecho y salir de allí.

¡Im! – escuché a la jefa de grupo llamarme, pero no me volteé

Corrí escaleras abajo para darme casi de lleno con la profesora de Biología, quien me miró claramente confundida.

– ¿Im? ¿A dónde va? La clase está por comenzar. – dictó alzando una ceja

– L-Lo siento, profesora. – hablé apresurada – Tengo... ¡una emergencia familiar! Es muy urgente. Disculpe.

¡Im! – gritó detrás de mí cuando la pasé y continué mi carrera hacia la salida del instituto

Había escuchado a más personas decir mi apellido ese día de lo que lo había hecho en el último mes. Y nadie demasiado complacido al hacerlo. Ya podría aguantarme la reprimenda de la profesora el lunes. En ese momento, necesitaba estar en otro lugar.

Saliendo del instituto saqué el celular del bolsillo de mi uniforme y marqué el número de mi primo, pidiendo a todos los cielos que contestara. Al sexto timbre, por fin lo hizo.

Moonchild [K.NJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora