Capitulo IV

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Pensaba decírselo tranquilamente sin sobresaltos sin discusiones violentas:

<<Ángela me ha sugerido la idea de que me busque otro lugar en donde vivir así que te estoy muy agradecida por tu ayuda pero estoy de acuerdo con ella es mejor que me busque un lugar lo antes posible>>.

No mas discusiones infantiles. Debía ser fría y tener dominio de sí misma.

Por supuesto podría haber hecho algún comentario en el almuerzo. Eso si omitiendo la intervención de Ángela en la decisión. Pero él se las había ingeniado para que el tema no se volvió a tocar.

Era las siete y media antes de las ocho. Lo supo porque hoyo movimientos a través de la puerta. A las ocho y media Suzanne todabia vestida con sus vaqueros y una camisa blanca y puso cara de sorpresa al verlo haciéndose una taza de café en la cocina.

Se había quitado la chaqueta y arremangado la camisa.

---No sabía si estabas o no---le dijo Dane apoyando contra la cocina---. No hace falta que te escondas en tu habitación.

---¡Oh¡ No me estaba escondiendo. Me gusta estar allí. Leo, miro la televisión, descanso---dijo ella sentándose junto a la mesa de la cocina.

---Una persona de tu edad no debería tener noches de descanso ¿No te parece?—se rio él.

---¿Y que debería estar haciendo alguien de mi edad? ¿Invitar amiguitos a tomar la merienda y ver programas de tele para niños?

---No te sienta bien el sarcasmo—él se sentó frente a ella con la taza de café en la mano y la miro.

---No es sarcasmo. Es una reacción a tus comentarios acerca de que soy muy joven como si tu pudieras ser mi padre  o algo así. Tengo casi veintiún años y hace tiempo que he dejado los programas infantiles.

---Se que no eres una niña Suzie—dijo el mirándole las curvas de su cuerpo.

Ella se ruborizo.

---Seria ciego si no viera que has dejado se der la niña desgarbada y sin pecho que venía corriendo cuando le llamaba.

Era cierto sus pechos apenas cabían en el sujetador. Los sentía pesados.

---Entonces deja de tratarme como a una niña. Apareciste en mi casa sin avisar me dijiste que era incapaz de cuidar de mi misma me traes aquí me inventas un trabajo para una de tus directoras… ¿Y pretendes que no te acuse de que me tratas como a una niña?

---Ya hemos hablado todo esto. Tú has decidido interpretar mis acciones de manera que más te conviene y no me parece mal. Pero ahórrame los prontos.

---¿Niegas que hay algo de cierto en lo que digo?---dijo ella dando un golpe con la mano en la mesa.

---Me pintas como si fuera el lobo ¿Por qué no miras la realidad más desapasionadamente? ¿Quieres?

No parecía muy impresionado por la arranque que ella acababa de tener. El nunca se había destacado por expresar sus sentimientos.

---¿Y cuál es la verdad según tu?

---La verdad es que tu habías tirado la toalla. Vivías en un lugar a punto de caerse abajo acababas de perder tu trabajo que por lo que se ve no era ninguna maravilla y si eres sincera admitirás que no tenias ni la menor idea de que hacer.

---¡Era feliz son saberlo---se levanto no podía permanecer quieta.

---¡Eras desgraciada¡---no grito pero su voz era clara y ella disfruto al verlo impacientarse.

La Mejor Amante..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora