Otago/Nueva Zelanda -abril 2019
Opalina John
-Lo siento Lina.
Toque el puente de mi nariz en señal de frustración. Esto no podía estarme pasando, siempre había evitado por todos los medios que se me asignara un paciente hombre, optaba siempre por esos trabajos poco exigentes que no me hicieran quedarme por las noches en las casas de mis pacientes, y mucho menos estar 24 horas del día, casi los siete días de la semana, por lo que prácticamente tendría que quedarme a vivir allí.
Por decirlo de algún modo, mi otra yo nunca había tenido inconvenientes, solo por el hecho de ser enfermera, aveces maldecía haber querido complacer a mi madre de estudiar tal carrera.
Y ahora por culpa de James tengo que reemplazarlo porque dijo no poder por problemas familiares, y la única que podía tomar el turno era yo, era algo sumamente pesado dado que el hombre estaba en silla de ruedas según su informe médico que me fue entregado hace menos de 20min, debía ser un trabajo para un hombre, pero aquí estoy yo, la que siempre ha podido con casos de este tipo, pero solo en mujeres y es lo que me frustra más.
Pero digamos que al estar el hombre así, estaré más tranquila, no cargaré a un calenturiento tras la enfermera para llevársela a la cama. De paso ni foto tenía el mentado informe.
¿Pero que esperaba? Sacudí mi cabeza y me puse manos a la obra, necesitaba llegar con todo para empezar a trabajar e instalarme.
-Mierda. -bufé una vez más y me fui directo a casa.
°°°
Al llegar a la dirección que se me había asignado, quedé impresionada, una mansión se alzaba imponente frente a mi, estaba segura que podría perderme en esta enorme casa, si solo la entrada era tres veces más grande que yo, no quiero imaginar estar dentro.
Con paso decidido dirigí mis pasos para pasar la seguridad que se veía que poseía, unas enormes rejas principales me recibían, y al parecer un intercomunicador muy sofisticado esperaba por mi.
Apreté el botón y una cámara salió de la nada -¡Mierda! -exclame por el susto que me causó -¿Que rayos?
La cámara parecía escanearme, y a los pocos minutos se escuchó una voz -Mansión Smith, ¿En que podemos ayudarle señorita?
-Eh... eh yo... -Por unos minutos parecía una tonta todavía observando anonadada la cámara y de dónde salía la voz, pero pronto recupere la compostura -Mi nombre es Opalina John, estoy aquí porque soy la nueva enfermera del Sr. Smith.
-Identificación por favor -busqué entre mi bolso y se la mostré a la cámara, que aun sentía no dejaba de verme de arriba abajo.
Pronto se escuchó un clic de las enormes puertas y comenzaron a abrirse, era increíble cómo funcionaba y pasaba todo eso en mis narices.
-Pase usted por favor, la estarán esperando en la entrada principal de la mansión -en cuanto esa voz dijo eso, no dude en comenzar a andar.
Todo a mi alrededor era impresionante, un enorme jardín, grandes arbustos con diferentes formas cada uno, flores de todo los colores, hasta una enorme fuente en medio de todo, y debo aclarar que el césped parecía brillar, hasta me daba miedo pisarlo y que cualquier voz parlante me gritara que no lo hiciera -reí por tan estúpida ocurrencia- y seguí caminando por el camino empedrado que me llevaba a la entrada donde al parecer había un hombre corpulento esperándome.
Al subir unas pequeñas escaleras de unos 5 escalones más o menos, un hombre que parece medir 2 metros me espera, en silencio, sin siquiera ponerme la debida atención.
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Deseos Intensos (+18)
РазноеCuando un empresario se vea imposibilitado por un accidente que lo dejará en silla de ruedas, se verá en la necesidad de contratar una enfermera, sin embargo ella no será una típica enfermera, tiene una vida que no conlleva su uniforme, y cuando él...