SEIS

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Otago /Nueva Zelanda - 3 de mayo.

Liam Smith.

No voy a negar que he cambiado mi actitud, todo con un fin, y es acercarme a ella. Me interesa, ha llamado mi atención de una manera diferente que no sabría cómo explicar.

Tampoco sé porque que cambié de parecer, solo quiero tenerla cerca, verificar lo que ocasiona en mí.

Dirán que es solo una excusa porque ella logró sin esfuerzo y sin querer lo que muchas no han logrado, y con decir muchas en este estado me refiero a una sola que ha hecho de todo por obtener de mi, más que un baile y sexo.

Nunca me he enamorado, y no creo lograrlo, por ahora lo que ocasiona opalina en mi es atracción, y una que estando así es muy difícil.

Esos movimientos me han vuelto loco, me han volado la cabeza, odio que sea en este momento que la silla de ruedas me impide tomarla entre mis brazos y que dance entre ellos cual experta y sensual.

No me queda de otra más que mover mis cartas para lograr mi objetivo aquí postrado, cuando logré pararme haré lo que se me venga en gana, y después ya ella no estará.

Solo espero que las cosas no se me vayan de las manos.

No he podido evitar mostrar mi bien humor ésta mañana, hasta he pedido salir al jardín, desayunar, poder leer las noticias en paz y tal vez hacer una que otra llamada para saber cómo va todo en mi ausencia en la empresa.

¿Y por que no? Esperar a Opalina, mover algunas cartas y talvez seguir la terapia en la piscina.

-Buenos días -Escucho su voz y la veo poner la charola en la mesa, evita verme a los ojos, puedo notarlo, y la bandeja entre sus manos temblaba lo que me confirma que tan indiferente no le soy -. Agatha me ha pedido el favor de traerle el desayuno, y yo le he traído las medicinas para que se las tome antes. -La veo servir todo en un plato y pasármelo.

Lo tomo sonriéndole, y cuando su vista se para en mí y nota mi sonrisa podría jurar que la he visto sonrojarse, no ha durado nada pero no creo equivocarme.

-Buenos días Srta. John -La saludo sin dejar de sonreírle -. Muchas gracias. ¿Como está? -Pregunto amablemente, desconcertandola por lo que veo.

Se endereza alisandose el uniforme. La he puesto nerviosa lo sé. Su actitud diferente a lo anteriormente a demostrado me lo confirma. Tendré que comenzar a hacer uso de eso que ocasiono. Y que apenas se que lo hace.

Desde ayer todo ha sido así para mí, tiene lo suyo, es condenadamente atractiva, al cabello negro y ojos marrones es lo más sencillo que he visto en mi vida, pero igualmente a la mujer que más atractivamente se le ven esas facciones simples, y del Caribe.

¿Por qué no lo noté antes?
¡Pues claro que lo había hecho!
Pero mi interés porque se marchará era más grande, y el verla bailar de ese modo me puso a mil, quiero probar a esa mujer.

Tal vez deba controlarme un poco si no quiero joder las terapias pero ya veré qué hago si pasa.

-Muy bien, gracias -Responde con toda seguridad -. ¿Usted ya se ha conseguido con que alcanzar las puertas? Un día no me conseguirá en pelotas o bailando, y ese sí que será un incidente para nada agradable -me muestra una sonrisa que me hace pensarla de mil maneras.

¿Que me hace la condenada? De un día para otro me ha hecho pensar cosas.

Desde que llegó hace ese tipo de comentarios solo para molestarme, algunas gana ella, otras yo, y solo porque me ponía a sudar de la cólera, pero ésta vez solo le regalo una amplia sonrisa que podría jurar que la he hecho tragar duro.

Deseos Intensos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora