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Jongho había despertado con un brazo rodeando su cintura, como todos los días. Agradecía tanto al líder por haberlo puesto en el mismo dormitorio que su novio. Ahora podían disfrutar de la compañía del otro sin tener que moverse a otras habitaciones ni hacer cambios constantemente con sus compañeros.
Trato de girar muy sigilosamente para poder observar como Mingi dormía, era una de sus cosas favoritas. Ver a Mingi dormir, era la octava maravilla del mundo para el menor del grupo. Y nadie le llevaba la contra.
Mientras acariciaba con su mano la mejilla del más alto tuvo una idea. Apoyó sus brazos como pudo en la cama y empezó a repartir muchos besitos en la cara de su mayor.

—Hyung, despierta. —hablaba el menor mientras seguía repartiendo besos, hasta que levantó su cabeza para observar el reloj ubicado en una de las paredes de la habitación—. Es hora de levantarnos, son las 6:00.

Y en ese momento el mayor de los dos se levantó exaltado mirando el reloj.

—Oh, no puede ser Jongho. Estaba dormido y escuché decirte que eran las 16. Casi me muero.

Jongho rió bajito para luego tirarse nuevamente sobre su novio con el propósito de seguir dándole besos. La diferencia ahora es que Mingi se los devolvía.

—Vamos. Hoy nos toca despertar a los dos más grandes y si llegamos tarde, nos echarán toda la culpa a nosotros. —comentó el menor con un pequeño puchero, Mingi no desaprovechó la oportunidad y le plantó un beso en sus labios.

Ambos se levantaron, se cepillaron sus dientes, y mientras el menor se bañaba el otro preparaba la ropa que iban a usar ese día. Luego le tocó a Mingi ducharse, y al cabo de 5 minutos más ya estaban listos para ir a despertar a sus mayores.

—Mira la ventana Mingi hyung, ¡Está nevando! ¡Es hermoso! Luego voy a tomar fotos.

—Es hermoso bebé. Si, luego lo haces. Ahora vayamos a despertarlos antes de que nos maten. —habló Mingi mientras agarraba la pequeña cintura de su novio y se encaminaban a la habitación de los chicos.

Una vez llegaron, no tocaron la puerta ya que ese era el trato entre todos. El único momento en el que podían pasar sin tocar, era cuando los iban a despertar y no era porque iban a encontrar algo malo, si no que, cuando Hongjoong se encontraba en casa, la habitación se convertía en su estudio y no quería que nadie lo desconcentre.

—¡Levántense! ¡Vamos arriba! Es un bonito día para estar despiertos desde temprano.

El primero en removerse gracias al grito de Jongho, fue Hongjoong. Que entre abrió los ojos y miraba con cara de confusión a los menores.

—¿De qué hablas Jongho? Déjame dormir.

—Vamos hyung, son las 6:30 ya. Además, ¡está nevando!

Ahora sí, tan pronto Jongho dijo la palabra 'nevando', el mayor abrió rápido sus ojos.

—¿En serio? Pensé que tardaría un poco más. Abríguense bien para salir, no quiero que se enfermen. —contestó Hongjoong, viendo cómo ambos menores asentían levemente—. Pueden irse, yo me encargo de despertar a Seonghwa. Muchas gracias chicos.

Jongho salió de la habitación siendo seguido por Mingi, que apagó la luz y cerró la puerta tras su espalda.

La habitación estaba oscura nuevamente. Ni un rayo de sol se asomaba por la ventana ya que era invierno y a las 6:30 todavía era de noche.

Hongjoong se levantó de su cama, buscando la de Seonghwa. Una vez que la tanteo con la mano, se acostó sobre ella, tratando de no despertar al mayor. La noticia de que estaba nevando lo hizo sentir feliz, queriendo dar amor a la única persona con la que más compartía sus cosas.
Porque eso hacía Hongjoong cuando estaba muy feliz, o triste, o asustado o cuando simplemente tenía frío. Se refugiaba en los brazos de Seonghwa.

come home || seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora