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Eunbi

Mi oficina era un completo desastre, mi mente era un completo desastre y mi cuerpo seguía increíblemente sensible por la sesión que acabamos de tener. Todo lo que hacia Jung Yerin provocaba un desastre en mi mente y cuerpo, sonreí mientras empezaba a ordenar y asear la habitación.

Al acabar continúe con lo que estaba haciendo sin lograr concentrarme, no podía olvidar lo que habíamos hecho sobre el escritorio. Cerré los ojos intentando alejar esos pensamientos pero ahora sabía que cada que estuviera en esta oficina iba a pensar en ella, cuando estuviera en mi cama iba a soñar con ella. Se estaba convirtiendo en alguien en quien independientemente de lo que hiciera iba a recordar.

Rindiéndome en mi trabajo, ya que igual tenía que esperar a Eunha para ultimar detalles, decidí dirigirme a mi habitación. Algo me decía que Eunha probablemente no le había dicho a Yerin que tenía que volver a la academia porque sabía que me iba a distraer de hacer trabajos sola. Solo me preguntaba si sabía que sus distracciones iban a ser mayormente sexuales.

Entre a mi habitación para encontrarme con Yerin acostada en mi cama. Eso no me hubiera molestado, si no estuviera vistiendo únicamente una lencería de encaje negra que resaltaba la palidez de su piel haciéndola parecer esculpida en mármol ¿de dónde había sacado eso? Tragué duro mientras recorría cada centímetro de su cuerpo. Ahora podía decir que era increíblemente afortunada de poder tener a esta perfecta e insaciable mujer en mi cama.

Para mi fortuna, o desgracia, estaba dormida. Respire profundamente antes de acercarme a cubrirla con las sabanas para después entrar al baño a darme una ducha fría. No entendía como lograba calentarme simplemente estando en ropa interior. Después de la ducha decidí hacer algo por mi misma y ponerle una de mis camisas, estaba profundamente dormida, lo que me dio a entender lo cansada que estaba. Me acosté a su lado y me quedé dormida en pocos minutos.



Yerin

Abrí los ojos lentamente, el cansancio me había ganado. Observé a mi alrededor para encontrarme con Eunbi dormida a mi lado, esto me hizo percatar que ya no estaba en ropa interior al parecer ella me había puesto una de sus camisas, no sabía si sentirme ofendida o alagada. Tal vez no quería despertarme y tampoco quería tentaciones, porque soy irresistible, y por eso me la puso. Después de todo el esfuerzo que había hecho para que me devolviera mi preciada ropa interior y se iba a desperdiciar así, suspiré frustrada.

Miré el reloj de la pared y marcaban las 8pm , dormimos demasiado. Consideré apropiado despertarla para ir a cenar, así que me senté en su abdomen y empecé a darle pequeños besos en su frente, la cual frunció, le di otro en su nariz logrando que la arrugara adorablemente, besé sus ojos esperando que los abriera, lo cual no tardó mucho en hacer y le sonreí dulcemente mientras besaba ambas comisuras de sus labios.

-Si me vas a despertar así todo el fin de semana, definitivamente podría acostumbrarme - dijo medio dormida, le di un beso en sus labios sacándole una enorme sonrisa - Si me acostumbro va a ser malo para mí, sabes que no podremos compartir la cama después, no me hagas esto.

-Entonces deberíamos aprovechar cada segundo que tenemos juntas - comencé a besar su cuello tiernamente mientras ella reía.

-¿Me despertaste para eso?, eres insaciable - me aparté sonrojada.

-Te desperté para que fuéramos a cenar - dije avergonzada - Aunque no me molestaría si prefieres que comamos aquí - le di una sonrisa tímida.

Su mirada se oscureció inmediatamente - Definitivamente preferiría comerte a tí - mi abdomen se apretó deliciosamente - Pero necesitamos comida real, así que ponte un pantalón y vamos.

Mi Sargento (Sinrin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora