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Yerin

Bailaba y cantaba alegremente para mis padres, quienes sonreían orgullosos ante todo lo que hacía. Me consideraba una niña muy afortunada de tener padres que apoyaran todo lo que quería y jugaran conmigo cada que se los pedía.

Me sentía increíblemente feliz mientras finalizaba mi canción. Al terminar hice una reverencia y mis espectadores se levantaron del suelo para ir a abrazarme y felicitarme.

-Mi pequeña princesa es una excelente cantante - dijo mi padre orgulloso mientras me llenaba de besos el rostro.

-Yo no sabía que bailabas tan bien, mi preciosa pollita - dijo mi madre me apretó la nariz con cariño.

-Cuando sea grande voy a ser una cantante - proclame confiada y mis padres me dieron sonrisas llenas de amor.

-Te vamos a apoyar en todo lo que quisieras, mi vida, y seremos tus más grandes fans.

Mi corazón estaba completamente acelerado y me invadieron unas inmensas ganas de llorar. No era una pesadilla, pero en cierto sentido era un sueño aún más doloroso ya que eso había pasado unos días antes de que me secuestraran y era uno de mis recuerdos más felices con mi familia. Esos momentos donde les contaba todo y ellos escuchaban atentamente mis preocupaciones, mis sueños. Apreté los labios fuertemente.

Iba a levantarme pero un peso me lo impidió, al mirar a mi alrededor me encontré con Eunbi rodeando mi cuerpo con sus brazos y los recuerdos de la noche anterior me invadieron, me sonrojé mientras mi corazón latía deslocado, detallé el bello rostro de la mujer a mi lado mientras sonreía, recordaba vagamente haberle provocado otro orgasmo en medio del que estaba teniendo, Bien echo Jung. Ella abrió los ojos lentamente y los fijó en los míos, su mirada se tornó preocupada.

-¿Pasó algo?, ¿acaso te lastime?, ¿te duele? - la miré divertida, hasta que me di cuenta que lágrimas humedecían mi rostro y por primera vez en mucho tiempo no eran de tristeza y dolor - ¿Una pesadilla? - le acaricie la mejilla para tranquilizarla, no sabía que podía ser tan sobreprotectora.

-No - negué sonriendo mientras ella me secaba las lágrimas - Por el contrario, fue un sueño muy lindo - me levanté para sentarme lentamente - Es solo que no estoy acostumbrada a tenerlos.

Le estaba dando la espalda , así que sentía su mirada sobre esta, probablemente sobre las cicatrices. Sentí sus tímidos dedos recorriendo con cariño cada una de ellas. No me molestaba que lo hiciera.

-Vamos a darnos una ducha y a desayunar - me levanté de la cama completamente desnuda para dirigirme al baño de la habitación, ventajas de ser Sargento supongo.

Entre a la ducha y abrí la llave, el agua caliente ayudó un poco a que mi adolorido cuerpo se relajara. Escuché como abría la puerta del baño para después entrar a la ducha y meterse bajo el agua conmigo abrazándome, podía sentir el calor que irradiaba su piel y sus pezones erectos punzaban deliciosamente mi espalda haciéndome ahogar de deseo.

-Se que dije "Vamos a a darnos una ducha", pero me refería por separado - aún así no hice nada para alejarme de ella, cerró la llave y me hizo mirarla.

-Podemos bañarnos después de esto - me beso demandante, ante lo cual correspondí inmediatamente mientras rodeaba su cuello con mis manos acercándonos más, logrando que nuestros senos se rozaran, sentí como mis pezones se erizaban por el contacto. Ella agarró mis muslos y me hizo rodear su cintura con ellos, caminó hacia la pared y me apoyo contra ella, el frío de la baldosa me hizo gruiñir excitada.

Mi Sargento (Sinrin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora