"Bienvenido, Ari"

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Ari tras leer todo eso de la libreta supo a donde debía ir.

Con sus maletas en un Uber, viajó a la casa de los padres del pequeño, al bajar del auto sintió como su respiración se agitaba, como su corazón palpitaba con fuerza y como sus manos se ponían frías.

Cuando estuvo frente a la puerta la golpeo suavemente y de inmediato escuchó la voz de Sparta pidiendo que lo esperen, al abrirse, la leve sonrisa que tenía su rostro desapareció.

-¿Qué-qué haces a-aquí?- la voz del pequeño sonaba débil y entrecortada -¿Por qué volviste?-

-Hola Andrés- fue lo único que pudo decir antes de sentir el portazo en la cara -¿Podemos hablar?- habló desde afuera de la casa, éste no recibió respuesta.

El mayor suspiró sintiendo una punzada en el pecho, sentado en la entrada de la casa con la espalda apoyada en la puerta, se preguntó si estaba haciendo lo correcto al venir a buscarlo, sabía que Andrés se merecía una explicación y una disculpa por haberse ido sin responder a nada.

Sin aviso previo Sparta abrió la puerta haciendo que el contrario caiga de espalda.

-¿Qué necesitas, Ari?- la mirada que tenía Andrés no se podía comparar a ninguna que el mayor conocía, esa mirada apagada que transmitía una extraña melancolía nunca se la había dedicado al mayor -¿Puedes levantarte?- Raptor se levantó del suelo y metió sus maletas a la casa.

-He venido a por ti Andrés- el pequeño guardó silencio -¿Qué sucede Tsu...-

-No me llames así- la voz del pequeño interrumpió al castaño -Tú y yo ya no tenemos nada que ver con esos motes de mierda y mira, no sé por qué volviste, pero por favor vete, estamos mejor lejos- La mirada de Sparta no se conectaba con la suya y eso le dolía.

-¿Eso es lo que en verdad quieres?- la voz del castaño adoptó un tono suave -Por favor dame una oportunidad para arreglar todo-

-Te la daría, pero ya no hay nada que arreglar- dijo el pequeño tratando de finalizar la conversación.

La mente del castaño trataba de buscar soluciones para este gran nudo que había causado su silencio y de pronto a su mente llegó algo que parecía ser la solución.

-Acompáñame a Ecuador- Andrés estaba a punto de negarse y Ari lo interrumpió -esta es mi última petición, solo te pido que me acompañes y después de esto prometo no volver jamás-

-Está bien- Andrés soltó un suspiro -Bienvenido, Ari-

Y así empezó esta extraña situación...

Un Nuevo Intento, 10 Días (Spartor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora