𝐍𝐄𝐕𝐄𝐒 𝐑𝐄𝐐𝐔𝐈𝐄𝐌 || Levi Ackerman
❝ Neves Requiem se traduce del alemán: "Nuevo Réquiem". Réquiem, del latín, significa" descanso eterno" . En Roma, el réquiem o misa de réquiem, es una misa que se realiza para rogar por el alma de los dif...
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Año 845
CUARTEL GENERAL DE LA LEGIÓN DE RECONOCIMIENTO
Desde que Petra interrumpió la pequeña e íntima burbuja que sus capitanes crearon, algo cambió en ellos. Levi se había dado de cara contra una enorme pared, reconociendo los sentimientos que tiene por la rubia. Si era sincero, jamás creyó que el golpe fuera tan duro, pues sabía que lo que sentía por ella no era una simple amistad o compañerismo, pero no pensó que fuera más allá que eso, y al casi besar a Silke, cayó en cuenta de que todo se fue al carajo.
A diferencia suya, la fémina se comportaba igual que siempre, nada cambió en ella, y eso lo tenía de cabeza, ¿Qué debía hacer? No lo sabía, no sabía si debía hablar con ella y aclarar sus sentimientos o dejarlo pasar como si nada hubiese ocurrido. Levi llegó a pensar que tal vez Silke quería olvidarlo, pues él parecía ser el único nervioso frente a su compañía.
Los ánimos dentro de la legión no eran los mejores, después de enviar a una gran masa de personas a la muerte inminente es normal que los ánimos estén por los sueños. Aunque Erwin piensa lo contrario, desde que su padre falleció por su culpa, se dijo a sí mismo que entraría a la milicia con un solo propósito, demostrar que él tenía razón; que la teoría de su padre era verdadera y que había una civilización fuera de los muros.
Admiró su oficina con aburrimiento, era algo que veía todos los días pero jamás le había prestado tanta atención como hoy. Había algunos cuadros colgados con diplomas qué reconocían su puesto como comandante, y frente al escritorio una pintura familiar. Observó con cariño la figura de su Padre mientras trazaba líneas sobre la figura de Silke, quien estaba en las piernas de Anthon. Sonrió, recuerda que ese día Silke estaba muy inquieta y volteaba a todos sitios curiosa, le hacía muchas preguntas al artista y no se quedaba callada. Su padre tenía mucha paciencia e intentaba responder todo, mientras él estaba en su lugar, quieto, obediente y siguiendo las instrucciones del pintor, fue un día de locos.
