Inmediatamente observaba a los alrededores, buscando alguna mesa libre, para ¿Pedir su pedido? Los nervios me jugarán una mala pasada...
Logré localizar una mesa donde estaban lo que parecía una pequeña familia, una pareja con su pequeño niño, el hombre me miró y levantó su mano, en señal de que quería pedir su orden. Inmediatamente me acerqué hacia su mesa para anotar su pedido.
- Espero que estén pasando una linda noche, déjenme tomar su pedido -
¿Esa era la manera correcta de iniciar una corta conversación?, ¿Fui lo suficientemente amable?, jamás me explicaron como debía hacer esto, solo me soltaron en esta jungla.
Luego de tomar su orden, fui directamente hacia la cocina, pegué la hoja en lo que era un pequeño hilo de estambre que había encima de la entrada a esta, pude deducir que allí iban gracias a que lo había visto en muchas películas... Ah si, también llegó uno de si compañeros a poner su orden allí.
- ¿Qué haces niño? ¡Ve a llevar la orden a su mesa correspondiente! - Dijo uno de los cocineros.
Pasé a la cocina y allí tenían una gran barra a lo largo de la pared, donde habían distintos pedidos y encima de ellos, un número
- Ahí puedes ver el número de la mesa a la que le corresponde, solo comienza a contar de derecha a izquierda, empezando por arriba - Dijo, antes de volver casi corriendo para ayudar a sus compañeros en la cocina.
Rápidamente tomé uno de esos pedidos y me fijé en su numero, el cual era el tres. Salí de la cocina, llevando el platillo con ambas manos, no quería echarlo a perder.
Miré la jungla desde fuera y comencé a contar... ¡Allí!
Sin saber como o porqué, me llené de emoción, la cual sobrepasó mis nervios ¿O quizá era la adrenalina? No me puse a pensarlo mucho tiempo.
Llegué a la mesa correspondiente y puse su plato en mesa.
- Disculpe la tardanza, aquí está su pedido, que aproveche - Dije, al retirarme lentamente, intentando no perder la poca ''Elegancia'' que me quedaba.
El cliente en esa mesa era solo un señor, le pondría unos cincuenta mas o menos, iba vestido de una manera muy elegante. Sin un segundo de titubeo, el supo cual cuchillo y tenedor escoger de toda la variedad que hay en su mesa.
(Yo si acaso se comer con cuchillo y tenedor...) Pensé.
Así fue pasando el tiempo, el lugar estuvo totalmente lleno hasta la hora de cerrar, mas o menos 11:00 - 11:30.
La gente se iba, yo me sentía sumamente cansado, agobiado de toda la gente con la que tuve que estar, con todos los que tuve que hablar y mostrarme sociable... Fue una especie de tortura para mi. Cuando el restaurante cerró, nos quedamos para limpiar las mesas, los pisos y la grasa de la cocina, allí pude ver mejor a mis compañeros meseros.
Estaba terminando de limpiar una mesa cuando un chico se acercó a mí.
- Hey ¿Tu eres el nuevo cierto?, un gusto, soy Jeffry, puedes decirme Jeff - Dijo, sin pelos en la lengua y ningún tipo de pena al hablar con un desconocido.
- El gusto es mío, mi nombre es Adriel - respondí, estrechando la mano que había extendido.
- Bien Adriel, ven, te presentaré a los demás - Dijo con una sonrisa en su rostro.
Fuimos a la cocina y allí pude verlos a todos, eramos en total unos cinco meseros, cuatro eramos hombres y había una chica. Jeff, Kris, Albert, Zack y Chloe, los cuatro me dieron la bienvenida y charlamos un poco mientras terminábamos de limpiar. Sin tener ningún tipo de confianza, me comenzaron a molestar por ser el menor de los cinco, pero esta vez me sentía cómodo con ellos, de cierta manera me inspiraban amabilidad y seguridad.
- Si este sitio es nuevo... ¿Cómo es que se conocen? - Pregunté.
- Pues Adriel, los cuatro venimos de un restaurante de otra ciudad, llevamos años conociéndonos - Respondió Jeff.
- Entiendo... ¿Y los transfirieron o algo así? -
- El dueño de este lugar es amigo del que era nuestro jefe y pues, nos transfirieron por ''mejores meseros'' -
- Wow, todo un titulo eh - Dije, en forma de broma.
- Así es, y ahora tu debes estar a nuestro nivel - Dijo Jeff - Te enseñaremos para que conserves este trabajo. Te diré algo, no encontrarás un restaurante que pague mejor que este, estuve haciendo cuentas y si llegamos a hacer el ''boom'' que busca el gerente, podría hasta hacernos un aumento. -
- Me gusta esa idea... Necesito el dinero - Dije.
- ¿Si?, Cuéntame de ti Adriel, disculpa si es pronto pero, nos caíste bien a todos. Recordamos muchas cosas de nuestros inicios al verte nervioso y tratando de hacerlo todo ''perfecto''- Dijo riendo - no te lo tomes a mal bro, lo hiciste muy bien para ser tu primer día -
- Pues actualmente estoy viviendo solo, necesitaba el trabajo ya que al parecer perdí todo contacto con mis familiares - Dije - No es tan privado, igualmente se que tarde o temprano podría hablar con ustedes de eso -
- Wow ya vives solo Adriel, diste un paso gigantesco, a nosotros nos costó mucho salir de la casa de nuestros padres -
- Realmente no lo hice porque quise, básicamente fue por obligación, sentía que no podía aguantar mas tiempo allí, rodeado de hipocresía y mentiras... Luego profundizaré más en esto, no quiero aburrirte - Dije.
- Está bien, puedes confiar en mí y en los demás, lo tomaremos de la mejor manera y hasta podríamos aconsejarte - Dijo para después tomar un breve pausa - Planearé una salida con los demás, deberías venir -
- Pues si estoy libre por parte de la escuela, quizá esté allí - Respondí.
- Espero que así sea -
Finalizamos la noche cerrando las puertas del restaurante, cada quien tomó su propio camino.
Quedó en mi mente la idea de que había conseguido otras personas en quien confiar, mi trabajo no sería tan pesado ya que estaría con ellos y simplemente solo es cuestión de acostumbrarse...
Las calles estaban frías y húmedas, había llovido nuevamente, todo estaba solo a mi alrededor. De cierta forma me sentía en paz, tranquilo. Llegué a mi residencia y el señor Santos me recibió con una cálida bienvenida, como siempre lo hace.
Subí a mi apartamento y me disponía a darme una ducha cuando escuché que el teléfono.
Me metí al baño, decidí que al terminar lo revisaría.
Abrí la llave de la ducha, dejando caer el agua sobre mi, sacando ese sudor, ese cansancio y relajándome un poco. Por primera vez en un año, me puse a pensar en el futuro, en lo que haría de aquí a unos meses, con un trabajo se me abrían muchas posibilidades.
Al terminar, salí del baño, envuelto en mi toalla a revisar la notificación y justamente cuando ví su nombre, pasó de ser un mensaje que me dejó en shock a una llamada entrante que hizo que mi corazón subiera a mi garganta...
- ¿Aló, Adriel? - Dijo la voz al otro lado del teléfono, sonando tan tenue y cálida, tal y como la recordaba.
- ¿Aló...? ¿Mia? -Dije, sintiendo aquel nudo en mi garganta, producto de los nervios...
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Primavera Marchita
RomansaEn está historia se cuenta una experiencia personal del autor. Nuestro protagonista, Adriel, en plena ''flor de la juventud'' experimentará lo fuerte que es el sentimiento del ''amor'' mientras deberá crecer y madurar como persona, encontrar a las p...