Cap.4

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Este capítulo está dedicado a dhrosillo. Gracias por todo tu apoyo y amor a esta historia. Eres la mejor, te lo digo de todo corazón.

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Voy a morir de la vergüenza.

¿Por qué la vida me odia tanto?

Nicolás está ahí, parado, en todo su esplendor, esperando mi respuesta.

Una sonrisa arrogante se hace paso por sus provocativos labios para luego decir:

–Oye se que estoy demasiado bueno para mí propio bien, pero tampoco es para que me estés acechando como una acosadora.

Mi boca se abre un poco en sorpresa. Rápidamente niego con la cabeza.

–No, no...yo...no estaba–

–No te molestes en negarlo– me interrumpió. Sus ojos examinan mi cuerpo cubierto por la toalla. Su sonrisa se hace más grande.

–Ah, ya entiendo. Necesitas motivación.

Frunso el ceño en confución. Me veo para saber que quiere decir.

Caigo en cuanta.

–Eres un pervertido, yo nunca haría algo así– digo más molesta que avergonzada por su insinuación.

Mentiras, mentiras.

¡Tu no te metas!

La diversión en su cara me está molestando mucho.

Pero se ve tan sexy. Cacheteo a mis hormonas por hacerme pensar en eso.

–¿Yo soy el pervertido?– se señala así mismo.

–Si.

–¿Y quién es la que está babeando sobre su ventana espiandome mientras hago ejercicio?

–Yo...no...

Se ríe entre dientes.

–Escucha nena, no tienes que espiarme, yo con mucho gusto puedo dejar que me veas hacer mis ejercicios– me guiña un ojo.

Pongo los ojos en blanco.

Pero que chico tan arrogante.

Sexy.

Arrogante.

–No me interesa en lo más mínimo verte hacer ejercicio.

Arquea una ceja.

–Eso es exactamente lo que estabas haciendo hace unos minutos.

Bufo.

–Yo no te estaba viendo a tí.

–¿Ah no? Entonces, ¿Que mirabas?

Piensa, piensa.

¿Que le digo?

–Yo...estaba mirando ese arbusto– digo apuntado el arbusto que está en una esquina.

Nicolás voltea a verlo. Aprovechando que está distraído rápidamente cierro la ventana y las cortinas.

Me dirijo hacia la cama y me siento a toma una respiración profunda.

No puedo creer lo que acaba de pasar.

Tuve toda una conversación con el chico guapo que tengo de vecino.

Díos, el insinuó que yo iba a hacer quién debe que solo con ver qué estaba en toalla.

Aunque no sería mala idea.

¡Cállense hormonas locas!

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Mi Vecino de al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora