Capítulo 11. Descubriendo Mis Poderes

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- Mamá, se que casi no tocamos el tema y menos desde que te casaste con el rey Roland, pero ya es el momento de retomar el tema, quiero saber todo sobre papá, cuéntame todo acerca de Bruno. - le pedí dando media vuelta para mirarla suplicante.

- ¿Por qué me preguntas eso Sofía? ¿Que ha pasado? - me pregunto preocupada.

- Si tu me dices lo que quiero saber, yo te diré lo quieres saber. - condicione.

Mi madre se mordió el labio, infló un poco las mejillas y luego soltó aire, fue a mi cama y se sentó en ella, me miró y con un movimiento de cabeza me pidió que me sentara, así que llevándome solo una bata me la coloque y me senté.

- ¿Qué es lo que quieres saber de tu padre? - me pregunto de forma calmada.

- Todo absolutamente todo lo que tu sepas de él, de donde viene, quien es su familia, nunca lo supe y tu nunca quisiste hablar de ello. - le respondí mientras estaba mi cabello mojado y lo envolvía en una toalla seca.

- Jeje, pues te sorprenderá saber que yo tampoco lo sé. - la mire con los ojos muy abiertos. - Tu padre llegó al pueblo de Dunwidy, era un comerciante, nos conocimos un día de sol intenso. - comenzó a contarme la historia de cuando se conocieron, nunca la escuché completa a mi madre siempre le provocaba tristeza recordarlo, cuando las lágrimas salían yo hacia que parara, pero esta vez en verdad necesitaba saber todo.

Narra Miranda / Sofía.

Yo estaba en la calle, llendo de un lado a otro, era muy activa, habré tenido como 15 años cuando lo conocí, yo era huérfana trabajaba sola entonces no tenía mucho tiempo para descansar, luego de una pesada jornada de trabajo volví a casa, cuando noté a un hombre de tal vez 25 o 28 años estaba sentado fuera, tenía la ropa desgastada al igual que los zapato, se le veía cansado, me asusté un poco, más no obstante, eso no fue impedimento para no ayudarlo, me acerqué a el y le hablé.

- Oye, ¿Estás bien? - pregunte parándose frente a él algo alejada.

Fue entonces que el levantó la mirada y, jaja, no le digas esto a Roland, pero era el hombre más guapo que yo haya visto jamás, sus ojos marrones claro, su cabello lacio y castaño, al igual que una piel bronceada muy linda, me quedé paralizada.

- Ahh, si, estoy bien, solo algo cansado, ¿Esta casa es suya? - me pregunto y solo pude hacer un sonido de afirmación.  - Lo siento, ya me voy. - se disculpó, pero al momento de intentar ponerse en pie cayó de nuevo al suelo, maldiciendo.

Rápidamente me acerqué a el y poniendo mis manos en su cuerpo lo ayudé a levantarse y lo adentre a la casa, dejándolo en una silla, mientras iba por agua.

Su voz se cortó, comenzando a sacar unas lágrimas, que yo se que con mi mano, mi madre la tomó y besó con cariño.

Así el se quedó en la casa, al siguiente día el se fue, pasando el tiempo nos volvimos a encontrar y cada vez eran más continuos, comenzamos a hablar y nos contábamos cosas acerca de nosotros, pero nunca pude tener tanta información.

- Y dime Bruno, ¿De dónde vienes? He vivido toda mi vida aquí y nunca te había visto. - le pregunté mientras mirábamos al cielo.

- Vengo de muy lejos, mi vida no fue la mejor, nunca, mi padre murió cuando yo era un chamaco, mi madre me crió hasta los 19, después conocí a una mujer, pero al final ella murió, pasaron los años y a los 23 murió mi madre, quedando me solo, después de un año salí en busca de una nueva vida, dejando el pasado en el pasado, no me gusta recordarlo, me da un sabor agrio en la boca, como si hubiera bebido agua salada. - me contó, tu padre realmente no me daba las respuestas que yo quería.

FACULTADES REALES - Preparándonos para el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora