Tom se metió la mano que tenía libre en el bolsillo izquierdo de la parte trasera de su pantalón, y tras dos segundos mirándole a la cara a la espera de una señal para seguir andando o quedarme en mi sitio, levantó la mano y me mostró unas llaves relucientes a la vez que sonreía. Con la mano derecha, que hasta entonces había seguido colocada sobre mi culo, me agarró de la cintura pegándome más a su costado, y con un movimiento de cabeza y otra de sus muchas sonrisas picaronas, me invitó a seguir andando junto a él hasta llegar a aquella puerta.
Apenas habría 10 metros de distancia, pero esos 10 metros yo los recuerdo como los más largos de mi vida. Al llegar Tom me soltó y se puso frente a la puerta, buscando entre todas aquellas llaves la encargada de abrirla. Finalmente fijó su mirada en una llave redondita que tenía una"Z" escrita en ella. No me hizo falta preguntar, ya que fue él mismo quien me contestó sin yo decirle nada...-Es nuestra forma de saber que es la llave de las habitaciones.
Y entonces fue cuando me di cuenta... claro, "zimmer" es habitación en alemán. Mientras que yo razonaba el significado de aquella "Z" en la llave, se escuchó un pequeño clic en la cerradura, ese maravilloso sonido encargado de hacernos saber que la puerta ya estaba abierta.
Miré a Tom emocionada, por fin estaríamos completamente a solas, él y yo, en una oscura habitación. Me dejó pasar a mi primero y entré de forma vergonzosa. Quería ponerme a indagar por cada uno de los rincones de aquel sitio, ver cómo era el lugar en el que, bueno, el lugar al que Tom me había subido, pero no quería ser demasiado curiosa, ni si quiera sabía a quién pertenecía esa especie de apartamento. Me giré para ver qué hacia Tom, y me lo encontré mirándome sonrientemente, mientras que empujaba la puerta con uno de sus pies hacia atrás hasta que consiguió cerrarla.
La sensación que tuve después fue como si ninguno de los dos supiese muy bien qué era lo que debía hacer: los dos quietos, frente a frente y mirándonos a los ojos. Ninguno se movía, ninguno decía nada, hasta que finalmente él rompió el hielo colocándose bien la sudadera, acercándose lentamente a mí... hasta que finalmente se terminó lanzando a mi cuello, lo que me provocó innumerables carcajadas con las que Tom también empezó a reír.
A partir de ahí todo volvió a la normalidad, o al menos durante un momento...
Volvieron nuestros besos, volvió nuestra desesperación, nuestra necesidad de sentirnos cerca. Tom comenzó a andar llevándome a mí con él. No sabía por dónde íbamos, tan solo sé que chocábamos con todo aquello que se pusiera en medio de nuestro camino, lo que me hizo recordar a la pareja que habíamos visto antes. Pero en uno de estos choques, Tom se dejó caer y yo quedé sentada encima suyo. Me separé un poco, echando mi cuerpo hacia atrás para ver dónde estábamos. Era una sala de estar, con las paredes pintadas en diferentes tonos y los muebles de color blanco. Nosotros habíamos caído sobre el sofá, del mismo color que los muebles.
Volví mi mirada a Tom, que me miraba de forma diferente, me miraba con interés, pero quizá sin tanta pasión como antes. Me rozó una mejilla con delicadeza, y agarrándome de la nuca me atrajo de nuevo a él, dándome después un suave y dulce beso, un beso que de haber sabido que sólo era eso, un beso, yo no habría seguido.- Cris, espera, espera... espera un poco.
- ¿Qué pasa Tom?
- Nada, es que ¿tienes prisa? ¿Te importa que esperemos un poco más?
- No, pero ¿a qué viene esto?
- No se... ya te he dicho antes que quería alargar esto un poco más, cada cosa a su tiempo.
Nos separamos, pasé de estar sentada sobre él a estar cada uno en una punta del sofá. ¿A qué venía ahora esa necesidad de esperar? ¿Acaso se arrepentía de haberme subido hasta aquella especie de apartamento?
- ¿Te apetece tomar algo?
- No, ya he bebido suficiente cuando estaba abajo.
- Bueno, pues entonces cuéntame algo, ¿en qué trabajas?
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Dejemos que la cosa siga (Dejemos 1)
FanfictionLe dio otra calada a su segundo cigarrillo, lo miró, giró su cabeza hacia mí y me lo ofreció con el propósito de compartirlo conmigo. Solté la puerta y le quité el cigarro de las manos. Él apoyó su costado derecho contra la pared, con las manos meti...