POV DARIAN
Me tenía con un dolor de cabeza, jamás debí haberle contado lo que paso; sabía que se iba a poner de paranoica. Y que no iba a parar de hacerme preguntas, pero no me había podido contener, tenía que sacar la bomba escena que había pasado anoche.
Brianda era la persona en la que más confiaba, nos habíamos conocido en primaria debido a que su madre y la mía habían sido amigas desde tiempo atrás, aunque cuando éramos niñas peleábamos por todo habíamos logrado madurar con el paso de los años. Era un poco más baja que yo, y tenía el cabello castaño, unas cejas gruesas y bien definidas. Era hermosa, nos habíamos convertido en mejores amigas desde que habíamos cumplido los catorce años, aunque era un poco amargada, intensa, y seria. Conmigo se liberaba, sabía que le faltaba un novio para que dejara de ser tan malhumorada. Pero así era ella, la palabra hombre no estaba en su vocabulario.
Admito que al principio dude sobre su sexualidad, pero una vez quise preguntarle si era lesbiana y juro que casi crea la tercera guerra mundial. Jod**, nunca olvidare ese día. Y todos esos recuerdos me llevaban a este preciso momento, donde acababa de contarle a mi mejor amiga lo que había pasado la noche anterior con Jean Carlo León.
Ese chico era de lo más sorprendente, aunque me sentía realmente ofendida con él por haber opinado sobre mi relación con Boggi, hoy había sido completamente diferente, todo el enfado que había estado sintiendo por el desapareció apenas vi su espalda desnuda; era una hematoma de los mas grande, me había ofrecido a ayudarle por el simple hecho de que sabía que lo necesitaba, la clase de masaje que le había hecho era de lo más eficaz, pero no le curaría de la noche a la mañana, la buena noticia era que el sí podría ir a el juego, porque sabía que para el jueves él se encontraría perfectamente sano .
Otra cosa que me había estado dando vueltas en la noche, era que. ¿Cómo sería mi vida de ahora en adelante? ¿Podría convivir con él? Las chicas estarían locas cuando se enterasen que estaba viviendo en la misma casa del chico malo. Si mi mejor amiga ya estaba de paranoica ni imaginarme las demás chicas del instituto.
También acepto que su cumplido de anoche y su voz ronca diciéndome; Te vez tan hermosa cuando te enojas, me había hecho sonrojar pero eso no interesaba, él estaba totalmente Ebrio ¿Cierto? Eso quería decir que las cosas que decía eran incoherentes, completamente fuera de lugar.
—Creo que le gustas— Dijo Brianda mientras nos dirigíamos a la cafetería. —Creo que esta tan enamorado de ti que mientras le hacías esos masajes pensaba cosas sucias—Soltó unas sonoras carcajadas, claramente estaba bromeando. Por mi parte yo solo sonreí incomoda.
—¿Te imaginas?— Dije. Eso sería imposible. —Jod**, eso sería realmente raro, un chico como el jamás pensaría de esa manera con alguien como yo-
—¿Y tú qué sabes?-
—Lo suficiente para saber que eso nunca pasara, y que sería muy incómodo si eso llegase a pasar-
—Seria genial, algunas chicas dicen que lo hace genial, que es un experto y que cuando te la va a meter..- La interrumpí.
—No quiero saberlo— Tome la bandeja azul mientras ponía mis alimentos en la bandeja para ingerir.
Mientras lo hacía pude sentir la mirada de Boggi recorriéndome. Desde que mi madre me había aconsejado que era hora de olvidarle ya había logrado por lo menos, no mirarlo de la forma en la que lo hacía antes.
Me importaba muy poco lo que dijese, era un imbé***, y no estaría dispuesta a volver a enamorarme de otro imbé***. Preferiría estar mil veces soltera que con un idio** en mi vida. Boggi se había vuelto parte de mi pasado, no quería que volviese. Mi corazón estaba en una etapa de recuperación y renacimiento. Y eso era la mejor opción que me quedaba para ser feliz de aquí hasta que volviese a encontrar una persona que en realidad valiese la pena, aunque esa idea la veía algo lejana.