"Porque eres tú" Extra Dos.

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Dimitry Walker

¿Cómo podría yo descifrar si tengo oportunidad de ser amigo de Tristán o no?

No tenía ni la menor idea de ello, no cuando en lo que restó de la tarde, él a veces se mostraba amable, otras veces más serio de lo normal, y yo quería hablar con él, conocernos mejor, saber si en algún momento, podríamos ser amigos reales.

Lo que si tuvo en todo este tiempo, es que, cada vez que yo me alegraba, cada vez que yo sonreía de una manera para tapar mi miedo a que él quisiera cambiar de opinión, él miraba a otro lado, como si estuviera nervioso.

Temía que, él estuviera incómodo por haber estado toda la tarde con él.

—¡Hey!— esa voz grave me trajo a la realidad, su mano pasando enfrente de mí —¿Sigues con vida?

Tristán apareció enfrente de mí, mientras yo me había quedado pensando en la orilla de mi cama, con mis manos tomando las sábanas al parecer.

—Oh, sí, ¿Por qué lo dices?

—Te quedaste callado dos minutos, empezaba a creer que te había descompuesto o se te había acabado la batería— añadió en broma.

Alcé las cejas. —¿Estabas preocupado? ¡Nadie se preocupa por mi luego de conocer mi ritmo de vida, bueno quizá Acacia sí, pero ella ha sido mi mejor amiga desde que tenía diez años!

—Sí, bueno, no eres desagradable, digamos que... Eres bastante, ¿Enérgico?— siguió hablando, poniéndose de cuclillas enfrente de mí.

Sus ojos en serio brillaban con ese morado intenso, eran bastante hipnóticos.
Se dió cuenta que ya lo estaba mirando bastante rato, y de nuevo, sus expresiones eran de nervios y pena.

Abrí la boca asintiendo. —¡Lo sé! Solo que, las personas no están acostumbradas a qué yo esté saltando o hablando demasiado, realmente siempre me puse a pensar, ¿Qué pasaría si algún día no hablo ni me muevo para nada? Porque, es decir, ni siquiera podría levantarme de la cama, tendrías que ayudarme a salir del dormitorio y transportarme pero, fuera de eso, ¿Las personas estarían más tranquilas sin que yo esté corriendo y gritando?

—Pienso que...

—¡Te imaginas que no pudiera pedir comida en la cafetería!— añadí asustado —eso sería horrible en todos los aspectos, no poder decirle al cocinero que no quiero cebolla en la hamburguesa, ¡Es detestable pensar que tampoco podría gritarle a alguien en pánico cuando estoy usando el baño y quiere entrar!

Él seguía en cuclichas, sin darme mucha cuenta, se iba acercando intentando llamar mi atención para guardar silencio.

—Dimit...— volvió a hablar, y yo lo interrumpía por cada palabra que salía de su boca —Escuch... Guarda silen... ¿Podrías callar...?

—¡Y por eso es que los baños deberían ser para uso personal! Sería mil veces mejor tener algo que solo es de ti de forma tan íntima como dónde vas a expulsar tus...

Un jalón desde mi nuca con su mano, y sus rodillas levantándose, fue lo que usó para callarme a la fuerza, me habían callado antes con regaños, tapando mi boca con sus manos, incluso yéndose del lugar.
Pero nunca me habían callado con un beso.

Tal vez porque, jamás había tenido uno.

Los labios del moreno, habían quedado pegado a los míos, no se movieron, ni siquiera los míos, solamente se quedaron ahí, dejando los labios de ambos entreabiertos.

Luego, empezó a separarse débilmente, su mano seguía sosteniendo mi nuca, pero, por primera vez en el día, lo ví sonreír de verdad.

—No me molesta que hables el tiempo que quieras o de lo que quieras— añadió neutral —me molesta que me interrumpan cuando yo hablo, ¿Entendido?... Vamos a llevarnos bien.

Se alejó totalmente de mí, sin decirme otra cosa más que eso, su única acción fue recostarse en su cama, tomar una tablet en la que parecía haber algún juego de piano en él.

Colocó un par de audífonos en sus orejas con normalidad, y ya.
Realmente, eso fue lo único que hizo antes de entretenerse en su juego musical.

Toqué mis labios nerviosamente, con la mente en blanco.
El chico que conocí apenas hoy, acababa de robarme mi primer beso.

—Eh... Sueña bonito— solté balbuceando.

Automáticamente, me escondí debajo de las sábanas, todo mi cuerpo tapado por completo hecho bolita.

¡Él me acaba de besar!

...

Las cosas que pasaron las dos semanas después del primer día de clases, fueron tan extrañas, me sentía anormal por las cosas que estaba viviendo.

Y es que, cómo no iba a sentirme así, si había tomado una confianza inmensa y muy rápida con el de ojos morados.
A pesar de lo raro que se sentía, no sentía algo malo.

Todos los días, cuando Tristán y yo llegábamos en la noche al dormitorio, él se sentaba y me escuchaba hablar por horas, le contaba de mi día, de algunas ideas que cruzaban en mi cabeza, incluso había metido a mi familia a las conversaciones.

Él nunca hizo gestos de aburrimiento o irritación, tampoco se hizo el desentendido, él solo escuchaba.

Solo que, todavía había personas malas allá fuera, las cuales, antes de que Tristán llegaba, me hacían resguardarme en el baño para hacer la única cosa que detestaba del día.

"—¡¿Podrías dejar de hablar tan solo cinco minutos?! ¡Eres desesperante!— gritó un chico más de mi clase, en el momento en el que quise pedir una pluma prestada."

"—Hey, deja de brincar un poco, vas a tirar algo— reprendió alguna chica que pasaba al lado de mi en la cafetería."

"—Mejor vamos a otro lado, no quisiera que él se me acerque— dijo el mismo chico que compartió dormitorio conmigo, en el pasillo."

Todo se iba acumulando en el día, hacia lo que estaba en mis manos para llegar y sonreírle a Acacia, a Tony, más cuando notaba que él pasaba su tiempo con su compañero de cuarto.

Cada día se volvía más difícil soportar esa clase de comentarios por la escuela, cosas que solo me hacían sentir peor.

Pero al final del día, Tristán Hudson llegaba al dormitorio, sin escucharme sollozar en el baño, y cuando salía, él simplemente me escuchaba hablar todo lo "normal" qué me había pasado.

Mi día no se hacía mejor, pero por esos pequeños momentos, me olvidaba de lo malo.

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Mmh:(

Pequeño Artista [Walker #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora